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EL_universo_DE_alexia

Venciendo...

Venciendo...

Yo apenas tenía uso de razón cuando comenzó todo, era un niño que desconocía el modo de funcionar del mundo, sin embargo, algo había nacido en mí.

No entendía muy bien qué era aquella pequeña cosa, pero llamó mi atención desde el principio. Rodaba, tenía miles de colores e incluso ¡la tiraba contra una pared y volvía al mismo sitio dónde estaba yo!.

Poco a poco empecé a practicar con esa cosa llamada balón en uno de sus juegos más populares: el fútbol.

El amor fue a primera vista, desde entonces jamás dejé de practicarlo. Comencé como los de antaño, jugando en la calle con dos camisetas por portería y haciendo ese regate llamado “pared” con esos muros que le dieron el nombre.

En seguida supe que quería formar parte de esto, y con 4 años decidí federarme. Sí, ¡con 4 años!, era una categoría que por aquellos tiempos ni siquiera existía, pero nació con nuestra “quinta”.

Evidentemente, los que mejor practicaban mi deporte se fueron convirtiendo en mis ídolos, mi sueño a conquistar, mi modelo a seguir…

En seguida me enganchó ese equipo que “luchaba” contra el imperialismo y monopolio del equipo capitalino, me gustaban sus valores, sus colores, sus jugadores… Ese equipo que quería convertir en azulgrana una historia teñida de blanco y de “algunos negros”.

El mayor reto era la selección, y el primer Mundial que pude seguir con conocimiento de cause, fue el de Italia 90. Aquello era lo máximo, millones de banderas, gente de todas las partes del mundo, y los mejores jugadores de cada lugar enfrentándose por su patria. ¿Alguien podía dar algo más?

Ese Mundial me lo tragué entero (ante la sorpresa de mi madre, yo solamente tenía 8 años), fue el mundial del gol de Milla con 40 años, el de las extravagancias de un portero loco llamado Higuita, fue el mundial que no supo pagar cómo merecían a una de las mejores generaciones de Holandeses de la historia (Van Basten, Gullit, Rijkaard, Koeman…), fue el mundial en la que el arte argentino sucumbió ante la máquina alemana de una forma poco ortodoxa (luego entendí que Alemania siempre ganaba a esto) y en el que Yugoslavia participaba por última vez como una nación unificada. ¿España?, no supimos dar lo mejor de nosotros, pero seguro que en la próxima ocasión tendríamos más suerte. Al menos eso creían mis ojos de niño. Fue la propia Yugoslavia la que nos eliminó (la maldición de los cuartos comenzaba).

Por esos tiempos el equipo de mis sueños (Barça) ya reinaba en el mundo. Hasta el punto que creí que llegaría a ser insuperable. Pero me equivocaba, unos años después alcancaría el zenit.

El siguiente mundial fue el de USA 94, el de la final entre Brasil e Italia a los penaltis, el del asesinato del colombiano Escobar por marcarse un gol en propia meta. Y para mí fue la primera gran decepción que tuve que vivir con mi selección, la eliminación con Italia y el codazo a Luis Enrique. ¿Cómo podía vencernos Italia si habíamos sido mejores? La inocencia iba quedando atrás, y yo comenzaba a asumir que mi país no era un país ganador, que esto del fútbol era para otros: Brasil, Argentina, Italia, Alemania…

Luego vino Francia 98 y el error de Zubizarreta contra Nigeria (nos eliminaron en 1ª fase), Corea y Japón 2002 (el robo contra Corea que nos enviaba en cuartos para casa) y Alemania 2006 (quedamos primeros de grupo y nos eliminaron en octavos, una selección Francesa que habíamos menospreciado).

Y llegó 2010, habían pasado 20 años de mi primer mundial y otra vez queríamos ser favoritos. Yo había escuchado muchas veces esa canción y me resignaba a creerlo Pero había evidencias de que esta vez algo había cambiado, éramos vigentes campeones de Europa, teníamos sin discusión los mejores jugadores del mundo, e incluso habíamos eliminado a Italia en penaltis en el último europeo.

Y así, reescribiendo la historia, un 11 de Julio España entera se lanzó a la calle al grito de “Yo soy español español español”, incluída Barcelona. España se había proclamado campeona del mundo. Yo no podía creerlo, lo que siempre soñé no era una utopía. Éramos los mejores, por encima de todos.

Mi sobrina nacerá en breve, y yo le explicaré que hubo un tiempo en la que España no era la mejor del mundo, no éramos ni los más prácticos ni los que mejor jugábamos, le diré que no siempre estaba bien visto que un Catalán luchase por España y al ganar sacase su bandera regional, le explicaré que ver gente del Barça animando a un jugador del Madrid y viceversa era algo por lo que hubo que luchar mucho tiempo, le haré entender que ese abrazo sincero entre el capitán del Barça y el capitán del Madrid era algo muy muy grande… También le diré que no debe avergonzarse de sentirse española, que eso no significa ser menos catalana. Le diré que los andaluces, los extremeños y los madrileños no son tan diferentes a nosotros, sin embargo, es probable que los Ingleses y los Franceses sí lo sean. Le haré entender que debemos olvidar la represión de antaño, y unirnos por una España más europea en la que todos los "diferentes" españoles tengamos cabida, respetando sus derechos y promoviendo las diferencias culturales, que son las que nos enriquecen y nos hacen ser mejores.

Hoy digo bien alto que estoy orgulloso de mi país, de la lección que hemos dado. Estoy orgulloso de los Nadal, Gasol, Contador, Barrufet, Luis Amado, Gemma Mengual, Xavi, Iniesta o Casillas, gente como nosotros. Que a través de la humildad se han convertido en los mejores del mundo, y no por ello han perdido el respeto a los demás.

Yo he podido disputar, aunque de forma amateur, un torneo representando a España fuera de mi país y sé lo que significa. Oir tu himno, sentir la responsabilidad de defender ese escudo...

Soy catalán y español, conozco la historia y sé que no siempre hemos sido bien tratados. Considero que hoy en día sufrimos muchas desventajas y estamos “mal vistos”, pero soy un catalán orgulloso de su país, de la forma de ser de sus gentes (aunque crea que ciertas tradiciones están totalmente obsoletas). Luchemos por nuestro idioma y nuestros derechos, pero no fomentemos el odio y los separatismos, los extremos nunca han sido buenos. Seamos los catalanes más españoles, y seamos unos españoles muy catalanes.

Lo dicho:

JO SÓC ESPANYOL ESPANYOL ESPANYOL!!!

PD – Y mi equipo a nivel de clubes ha superado todos los registros históricos. Esto solamente puede ir a peor, jeje ;)

2 comentarios

FEBE -

EL COMENTARIO ANTERIOR ES MIO, NO SE POR QUE SALIÓ ANONIMO, UN SALUDO.

Anónimo -

Me a encantado leer este texto, opino que somos nosotros los que nos empeñamos en hacer separaciones siempre, en todos los ámbitos de nuestra vida, fútbol, trabajo, familia etc, hemos dado un gran paso con la celebración del mundial que a conseguido unir a mucha gente durante un tiempo, ojala siga así y veamos a madrilistas y catalanes darse la mano como hacen los jugadores que después de competir, se van a cenar juntos y ojala el orgullo de ser catalana y Española me dure mucho tiempo.