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EL_universo_DE_alexia

Día 5 - Lago Tahoe

El 5o día ha sido el del adiós a SF, y con ello, el adiós al frío, a la multiculturalidad, a las calles interminables... Aunque bien seguro que algunos de estos elementos los volvemos a encontrar a lo largo del camino.

A primera hora fuimos a la oficina da Avis para recoger el coche. Dejamos las maletas en el hotel para no cargar con ellas, y nos subimos al bus con el bono caducado. Nos vamos adaptando a la ciudad.

Al llegar allí nos atiende un americhino (así llamo yo a los chinos de USA que cada día intentan amargarme el viaje). El caso es que nos pide nuestro permiso de conducir. Le enseñamos el permiso internacional que nos hicimos en tráfico, y nos dice que no lo aceptan. Y el nuestro lo tenemos en el hotel. De qué me sirve un permiso de conducir internacional si luego solo me aceptan el español? En fin, decidimos no entrar en discusiones y volvemos al hotel a buscarlo. Tras la dificultad por encontrar bus vamos a pie. Menuda caminata matutina y gratuita.

Al regresar finalmente alquilamos el coche: un Ford Fusion (no tenian ningun Mustang), y emprendemos el camino al Tahoe Lake.

Conducir por esas carreteras es una sensación indescriptible, si a eso le sumas un cd de música con sonidos californianos (gracias Evi por el detalle y por pensar siempre en todo), el trayecto se torna mítico.

Tras 4 horas de camino a través de diferentes paisajes, llegar al lago Tahoe es visualmente impactante. Ni Benidorm, ni Marbella, ni Marina d' Or ni Salou, allí no hay nada semejante a esto.

De repente te encuentras con un oasis de vida en medio de las montañas. Tiendas, cientos de campings, casas al más estilo montaña de lujo, restaurantes, avenidas... Y en el centro, un enorme lago con playas y rodeado por montañas (algunas de ellas aun nevadas). Y como no, un lugar preparado para hacer todo tipo de deportes.

Contemplar este enclave te llena de vida. Hemos paseado, hemos tomado el sol, hemos hecho motos de agua (a velocidad de vértigo), y hasta hemos dado un paseo en bicicleta a lo largo de la costa.

Después de una jornada intensa nos duchamos y vamos a cenar al Tacos Bell, un restaurante de comida rápida mexicana. La camarera se parecía a Cantinflas (aunque este último tenía menos bigote). Pero la comida ha sorprendido gratamente. Aunque la digestión se empieza a complicar entre tanto fritoleo. Mama, ve preparando un cocido para cuando llegue por favor :-)

Mañana a madrugar que nos vamos a Yosemite.

Bona nit!!!

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