REvolviendo...
Parece mentira como la vida a veces nos devuelve de una bofetada al pasado, y nos enfrenta con todo aquello que creíamos lapidado en el recuerdo…
Viejos fantasmas volvieron a aparecer, y me sentí como me había sentido en el pasado y había sido incapaz de recordar. Ver cada niño, cada pasillo, palpar la sensación de dolor, la gente, las caras, los olores…Todo fue demasiado familiar.
La vida, lo he dicho en varias ocasiones, es un huracán que te lleva en volandas. Y muy pocas veces te deja frenar para observar lo que te rodea, para meditar, para reflexionar. Es difícil porque el tiempo no te permite pisar con los pies en el suelo.
Pero ayer fue uno de esos instantes, uno de esos momentos que todos deberíamos regalarnos de vez en cuando. Podía haber elegido otro lugar, un sitio cualquiera. Pero yo quise que fuese ese sitio, y quise ir solo.
Y me sentí como en el pasado, vulnerable, triste, melancólico, anhelante de todo lo que allí adentro no se respiraba, es decir, VIDA.
Subí a la 5ª planta, y me topé conmigo mismo hace ya bastante más de 10 años. Me topé con sensaciones, con sentimientos. Me topé con una realidad olvidada. Y me sentí desdichado… ¿Cómo uno puede superar todo en la vida y olvidar tanto?
No había olvidado el hecho, pero sí la esencia. Y eso no me lo puedo permitir. Hoy siento que me gustaría hacer algo, por ellos, por mí. Volver a ese sitio más a menudo, agradecer a quien me salvó la vida y mostrarles que todo lo que soy lo soy gracias a ellos. Trabajar por esos niños, por sus sonrisas, como un día hicieron conmigo.
Ayer no fue un día más, ayer viajé al pasado. Y traje de regalo un montón de emociones… Gracias a todos los que no me soltasteis la mano en aquellos momentos, vosotros sabéis quiénes sois.
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Febe -