Día 9 - Moab (Utah) y Parque Nacional Arches
Hoy es el 1er día desde que estamos aquí que nos hemos levantado tarde, yo a eso de las 8 y Rebeca a las 9:30. El cansancio comienza a hacer mella.
Contábamos con salir tarde, pero hemos salido más tarde aun debido a un imprevisto. Al montarnos en el coche habías varias rayas de boli en el tapizado de piel de la puerta. Se lo hemos contado al supervisor y eso nos ha llevado a perder casi 1 hora.
Tras rellenar el parte por delante nos esperaban 750km y 7 horas de trayecto hasta Moab, en Utah.
Nada más entrar en la autopista ha comenzado a llover (40 grados y lloviendo), una lluvia que no nos ha abandonado hasta casi 400km después. Tras el calor y el frío, y ahora la lluvia, sólo nos falta la nieve para redondear el viaje (toco madera).
Las carreteras una vez más infinitas. Primero una de 400km y luego otra de 300km, todo en línea recta. Claro y directo, para que se van a complicar los Maricarmen (american men para los cultos).
A lado y lado de la carretera llanuras que llegaban hasta donde alcanzaba la vista, pasando de áridas y desérticas a verdes y frondosas de forma progresiva, y luego al contrario.
Para comer hemos querido ir a un sitio especial: el Tacos Bell. Sin comentarios respecto a este tema.
Tras la comida y la puesta en marcha, la anécdota del día. Un poli a caballo entre supermaderos y alguna película de terror de serie B, nos persigue con las luces a todo trapo. Nos amonesta porque no nos hemos cambiado al carril izquierdo cuando lo hemos visto parado en el arcén. Muy al estilo peliculero americano. Fonalmente se queda en anécdota.
Acercándonos cada vez más a Moab, un pueblecito de Utah, los cañones naturales nos absorbían. El del colorado es el más exagerado, pero cualquiera de los paisajes con cañones y extensas llanuras que hemos visto, en Europa serían patrimonio de la humanidad. De hecho aquí en USA con los paisajes pasa un poco lo que ocurre en Roma con los monumentos, a cada cual mejor que el anterior, y abruman tanto que llega un momento en que no te sorprenden. Aunque se siguen apreciando igualmente como los tesoros naturales que son.
Una parada para contemplar unas vistas espectaculares, y un par de paradas más para repostar y llegamos a Moab.
El Motel no estaba en la dirección que reflejaba internet ni en la del GPS, finalmente preguntando hemos dado con él. Para ser un motel está bastante bien. La recepcionista un poco limitada, ya que no conocía Canyonlands, uno de los parques nacionales más importantes de la zona y que está sólo a 50km de aquí. La USA profunda ;-)
La luz del sol apremiaba y decidimos acercarnos al parque nacional Arches, a quince minutos de Moab. A pesar de que estaba anocheciendo el parque es impresionante. Con paisajes lunares y montañas de mil formas diferentes. Al volver Rebeca se jugó la vida porque tenía un bicho encima, pero sobrevivió.
Por la noche aun no habíamos digerido la comida del mediodía y nos costó sentarnos a cenar. Finalmente elegimos un restaurante americano camuflado de italiano. Yo me como una especie de sopa picante con verduras, de dudosa calidad. Y Rebeca una pasta también picante.
El estómago parece haber tocado fondo, esperemos encontrar algo mejor o acabaremos necesitando un lavado de estómago.
Mañana Canyonlands y Monument Valley.
Contábamos con salir tarde, pero hemos salido más tarde aun debido a un imprevisto. Al montarnos en el coche habías varias rayas de boli en el tapizado de piel de la puerta. Se lo hemos contado al supervisor y eso nos ha llevado a perder casi 1 hora.
Tras rellenar el parte por delante nos esperaban 750km y 7 horas de trayecto hasta Moab, en Utah.
Nada más entrar en la autopista ha comenzado a llover (40 grados y lloviendo), una lluvia que no nos ha abandonado hasta casi 400km después. Tras el calor y el frío, y ahora la lluvia, sólo nos falta la nieve para redondear el viaje (toco madera).
Las carreteras una vez más infinitas. Primero una de 400km y luego otra de 300km, todo en línea recta. Claro y directo, para que se van a complicar los Maricarmen (american men para los cultos).
A lado y lado de la carretera llanuras que llegaban hasta donde alcanzaba la vista, pasando de áridas y desérticas a verdes y frondosas de forma progresiva, y luego al contrario.
Para comer hemos querido ir a un sitio especial: el Tacos Bell. Sin comentarios respecto a este tema.
Tras la comida y la puesta en marcha, la anécdota del día. Un poli a caballo entre supermaderos y alguna película de terror de serie B, nos persigue con las luces a todo trapo. Nos amonesta porque no nos hemos cambiado al carril izquierdo cuando lo hemos visto parado en el arcén. Muy al estilo peliculero americano. Fonalmente se queda en anécdota.
Acercándonos cada vez más a Moab, un pueblecito de Utah, los cañones naturales nos absorbían. El del colorado es el más exagerado, pero cualquiera de los paisajes con cañones y extensas llanuras que hemos visto, en Europa serían patrimonio de la humanidad. De hecho aquí en USA con los paisajes pasa un poco lo que ocurre en Roma con los monumentos, a cada cual mejor que el anterior, y abruman tanto que llega un momento en que no te sorprenden. Aunque se siguen apreciando igualmente como los tesoros naturales que son.
Una parada para contemplar unas vistas espectaculares, y un par de paradas más para repostar y llegamos a Moab.
El Motel no estaba en la dirección que reflejaba internet ni en la del GPS, finalmente preguntando hemos dado con él. Para ser un motel está bastante bien. La recepcionista un poco limitada, ya que no conocía Canyonlands, uno de los parques nacionales más importantes de la zona y que está sólo a 50km de aquí. La USA profunda ;-)
La luz del sol apremiaba y decidimos acercarnos al parque nacional Arches, a quince minutos de Moab. A pesar de que estaba anocheciendo el parque es impresionante. Con paisajes lunares y montañas de mil formas diferentes. Al volver Rebeca se jugó la vida porque tenía un bicho encima, pero sobrevivió.
Por la noche aun no habíamos digerido la comida del mediodía y nos costó sentarnos a cenar. Finalmente elegimos un restaurante americano camuflado de italiano. Yo me como una especie de sopa picante con verduras, de dudosa calidad. Y Rebeca una pasta también picante.
El estómago parece haber tocado fondo, esperemos encontrar algo mejor o acabaremos necesitando un lavado de estómago.
Mañana Canyonlands y Monument Valley.
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