Día 7 - Las Vegas
Hoy nos hemos levantado tarde, a las 6:20... El desayuno comenzaba a las siete y hemos querido ser los primeros. Pero como en EEUU todo es exagerado, había más gente que en plaza Catalunya un sábado a las seis de la tarde. He tenido que hacer la mitad del desayuno de pie, y la 2a mitad sentado en una mesa.
El camino a Las Vegas ha sido largo, pero excitante. Las carreteras son infinitas, aquí más que nunca. Ha habido una en concreto que, sin exagerar, no ha tenido ni una mínima curva durante unos 60km.
Los conductores peor que en España, van todos por la izquierda, tengan o no vehículos en la derecha. Incluso en autopistas de 5 carriles. Y no te molestes en hacerles luces, es algo totalmente asumido. Simplemente le adelantas por la derecha y todos contentos.
El trayecto ha sido bajar hacia Los Ángeles (nos hemos desviado a unos 100km), y luego hemos atravesado el desierto de Mojave, con una temperatura de 40 grados pero con una sensación térmica que juraría rondaba los 50 grados. Hemos pasado cerca de Death Valley y allí las temperaturas si marcan 50 grados.
El paisaje es indescriptible, absolutamente de película. Carreteras cuyo final no alcanza la vista, extensiones descomunales, vegetación desértica, calor física que se observa desprendiéndose del asfalto.
La anécdota del día es que casi nos quedamos sin gasolina. Hemos apurado para poder cruzar rl desierto de Mojave y al final hemos encontrado una gasolinera a 10 km de quedarnos tirados. Menudo sufrimiento.
250 km antes de llegar a LV ya ves carteles anunciando todo tipo de cosas, vas palpando el espectáculo que representa esa ciudad.
Pero es justo al dejar California (está prohibido el juego) y entrar en Nevada (juego legalizado), cuando se abre un mundo nuevo ante ti: un enorme centro comercial con hotel, casino, outlet, montaña rusa, restaurantes... Un anticipo de lo que nos esperaba después. Aquí paramos a comer en un restaurante de escocia creo (McDonald's o algo así), exquisito.
La entrada a Las Vegas ha sido apoteósica, con la mítica canción de Elvis de fondo (gracias Evi). De repente ver elevarse de la nada esos gigantes de lujo, a cada cual más impresionante que el anterior.
Tras un amago de perdernos llegamos al Venetian, y aun unas horas después seguimos alucinando con el lujo. Estacionamos debajo de la capilla sixtina, un hombre nos lleva el equipaje a la habitación y otro nos aparca el coche.
Todo el interior del hotel es de una belleza y un lujo dificil de describir, suelos de mármol brillante y alfombras de época, al más estilo veneciano. Solamente os diré que en la habitación tenemos dos teles, más otra en el baño. Así que haceos una idea de lo ostentoso del hotel.
Al salir del hotel el calor era asfixiante, costaba incluso respirar. Hemos observado los hoteles más emblemáticos y nos hemos hecho bastantes fotos.
En la calle se oye música y hay miles de colores. Es todo muy artificial pero es curioso, un mundo totalmente diferente a lo que todos conocemos. Incluso la ciudad está diseñada para andar de hotel a hotel, el vianante lo tiene muy difícil si quiere saltarse algún hotel.
En el Venetian hay una réplica del puente de Rialto, de los canales y de la plaza San Marco. También hay una zona que simula que es de día, y visitar esa zona en plena noche te deja con la boca abierta.
Después hemos visitado el espectáculo de las sirenas del Treasure Island, el cual deja mucho que desear. Es como un bora bora pero en un barco pirata y con estilo. Lo único positivo es que es gratuito.
A las 21:30 hemos vivido el momento del día, y ya difícil de superar en Las Vegas. Hemos visto el espectàculo Le Rêve... Todo lo que yo os pueda decir no le harà justícia. Hemos ido dejándonos llevar por una crítica que hablaba del mejor espectáculo que habían visto nunca, y eso es lo mínimo que os podría decir de él. Es similar a cualquier espectáculo del Circ Du Soleil pero en agua. Absolutamente insuperable.
Después de eso nos comimos un slice de pizza y a dormir, que tras las 8 horas de viaje y una tarde intensa, el cuerpo se resiente.
Hoy más...
El camino a Las Vegas ha sido largo, pero excitante. Las carreteras son infinitas, aquí más que nunca. Ha habido una en concreto que, sin exagerar, no ha tenido ni una mínima curva durante unos 60km.
Los conductores peor que en España, van todos por la izquierda, tengan o no vehículos en la derecha. Incluso en autopistas de 5 carriles. Y no te molestes en hacerles luces, es algo totalmente asumido. Simplemente le adelantas por la derecha y todos contentos.
El trayecto ha sido bajar hacia Los Ángeles (nos hemos desviado a unos 100km), y luego hemos atravesado el desierto de Mojave, con una temperatura de 40 grados pero con una sensación térmica que juraría rondaba los 50 grados. Hemos pasado cerca de Death Valley y allí las temperaturas si marcan 50 grados.
El paisaje es indescriptible, absolutamente de película. Carreteras cuyo final no alcanza la vista, extensiones descomunales, vegetación desértica, calor física que se observa desprendiéndose del asfalto.
La anécdota del día es que casi nos quedamos sin gasolina. Hemos apurado para poder cruzar rl desierto de Mojave y al final hemos encontrado una gasolinera a 10 km de quedarnos tirados. Menudo sufrimiento.
250 km antes de llegar a LV ya ves carteles anunciando todo tipo de cosas, vas palpando el espectáculo que representa esa ciudad.
Pero es justo al dejar California (está prohibido el juego) y entrar en Nevada (juego legalizado), cuando se abre un mundo nuevo ante ti: un enorme centro comercial con hotel, casino, outlet, montaña rusa, restaurantes... Un anticipo de lo que nos esperaba después. Aquí paramos a comer en un restaurante de escocia creo (McDonald's o algo así), exquisito.
La entrada a Las Vegas ha sido apoteósica, con la mítica canción de Elvis de fondo (gracias Evi). De repente ver elevarse de la nada esos gigantes de lujo, a cada cual más impresionante que el anterior.
Tras un amago de perdernos llegamos al Venetian, y aun unas horas después seguimos alucinando con el lujo. Estacionamos debajo de la capilla sixtina, un hombre nos lleva el equipaje a la habitación y otro nos aparca el coche.
Todo el interior del hotel es de una belleza y un lujo dificil de describir, suelos de mármol brillante y alfombras de época, al más estilo veneciano. Solamente os diré que en la habitación tenemos dos teles, más otra en el baño. Así que haceos una idea de lo ostentoso del hotel.
Al salir del hotel el calor era asfixiante, costaba incluso respirar. Hemos observado los hoteles más emblemáticos y nos hemos hecho bastantes fotos.
En la calle se oye música y hay miles de colores. Es todo muy artificial pero es curioso, un mundo totalmente diferente a lo que todos conocemos. Incluso la ciudad está diseñada para andar de hotel a hotel, el vianante lo tiene muy difícil si quiere saltarse algún hotel.
En el Venetian hay una réplica del puente de Rialto, de los canales y de la plaza San Marco. También hay una zona que simula que es de día, y visitar esa zona en plena noche te deja con la boca abierta.
Después hemos visitado el espectáculo de las sirenas del Treasure Island, el cual deja mucho que desear. Es como un bora bora pero en un barco pirata y con estilo. Lo único positivo es que es gratuito.
A las 21:30 hemos vivido el momento del día, y ya difícil de superar en Las Vegas. Hemos visto el espectàculo Le Rêve... Todo lo que yo os pueda decir no le harà justícia. Hemos ido dejándonos llevar por una crítica que hablaba del mejor espectáculo que habían visto nunca, y eso es lo mínimo que os podría decir de él. Es similar a cualquier espectáculo del Circ Du Soleil pero en agua. Absolutamente insuperable.
Después de eso nos comimos un slice de pizza y a dormir, que tras las 8 horas de viaje y una tarde intensa, el cuerpo se resiente.
Hoy más...
1 comentario
Eva -
Seguid disfrutando, mamones... que veo tu coche cada día en mi puerta y me hace pensar... ¿¿ande andaráaaan?? Jajaja