Ahogándome...
Hay momentos en la vida en los que no se es, simplemente se está. Yo hoy no soy, o cuando menos, no siento que sea, simplemente estoy.
En momentos como este sientes que un día podrías levantarte y arrancar de cuajo las hojas del calendario, y nada cambiaría. Podrías arrancar las manillas del reloj sintiendo que nada mejora ni empeora.
La vorágine del día a día te arrastra, sin tiempo de mirar atrás o adelante, y lo que es más triste, sin tiempo de mirar al lado para observar y saborear el momento que estás viviendo.
El trabajo se amontona, y lo peor es que el horizonte en el mismo se vislumbra incierto, sin un camino claro por el que transitar.
Agradezco a todos los que en mis peores momentos de rutina, en los que mi alma deja de ser lo que era, y en el que mi humor pierde lugar en favor de la desgana y el desánimo, gracias a todos los que estáis ahí aguantando mis malos momentos.
Me sostengo viajando nuevamente al pasado, a viejos olores y colores, vuelvo a perderme por el nuevo continente americano que nos animó a soñar, me pierdo por Venecia y París una y mil veces (y siempre habría una más). Recuerdo todo lo que me ha hecho ser lo que soy, lo que me ha endurecido y lo que me ha hecho feliz, no reniego de nada.
En momentos en los que no hay ni tiempo ni para coger aire, hay que buscar el oxigeno en el cerebro.
Vuelo con esta canción, y a los que leáis esto, os invito a volar conmigo...
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