Dos mil catorceando...
Un año más, como diría la famosa canción de Mecano. Quizás el peor año de mi historia, que no la personal, sino la historia del mundo en el que habito.
Estamos sin duda en un mundo peor. La miseria se ha apoderado de casi todos los hogares, y lo que es peor, de los corazones de la gente. Hoy la navidad es menos navidad, la sociedad ha perdido el sentido. La gente ha dejado de creer en los políticos y los políticos han dejado de pensar en la gente. Contaminamos más y respetamos menos...
Desgraciadamente los propósitos de año nuevo se han visto reducidos a lo laboral. Ya nadie confia en mundos mejores, en mejorar sus vidas, en luchar por lo que creen. La fantasía agoniza en un rincón del pensamiento de los niños, que cada día les hacemos crecer antes.
Hoy es un buen día para parar, para reescribir nuestros caminos. Evadámonos por un instante de todo y soñemos, soñemos que todo puede ser mejor. Rescatad a ese niño que un día miró al mundo con ilusión, tended la mano al prójimo, cerrad el grifo y apagad las luces cuando no sean necesarios, respetad y comed menos animales, al fin y al cabo ellos no son culpables de coexistir con tal depredador. Olvidad las banderas y las fronteras, seríamos más felices sin mirar el DNI o el color de la piel. Hagámos de la ilusión nuestro leitmotiv.
Para mí ha sido un año intenso, de trabajo, de retos personales. Me he conocido y reconocido una vez más en la soledad, he echado de menos, he modificado hábitos, lo he dado todo por mi trabajo y he luchado cada día como si fuese el último. He visto sonreír a mi sobrina, he conocido a otra personita maravillosa que ha llegado para darle más sentido a todo. He creado lazos fuertes con los míos, que han estado más lejos pero más cerca que nunca. Pero sobretodo he aprendido, he aprendido de todo y de todos. He conocido una tierra que por desconocida, no deja de ser maravillosa y he conocido gente increíble, con los que codo a codo y con muchos sudor hemos tratado de construir algo, y creo que lo hemos logrado.
El próximo será también un año de cambios, de situaciones inesperadas, de caminos que se bifurcan, de caminos que se unen. Mi vida cambiará, pero la esencia seguirá siendo la misma. Trataré de observar lo que me rodea, de vivir la vida y de habitar el mundo. El Carpe Diem será la única política que aplique en mi sendero, y ante cada lágrima resurgiré con más fuerza como el ave fénix resurgía de sus cenizas una y otra vez, una y otra vez... Y esta vez con dos personitas que necesitarán que mi intuición y mi amor no decaiga en ningún momento, y a partir de ello labrar su camino.
Seamos más de Rousseau que de Hobbes, veamos lo bello de la esencia humana. Yo sí creo que el hombre es bueno por naturaleza, y en el hombre confiaré para cambiar todo ésto.
Os deseo un feliz 2014 a todos...
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Rebeca -