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EL_universo_DE_alexia

Estados de ánimo

Bostoneando...

Amanece pronto una vez más y nos disponemos a partir hacia Boston. Vamos a por nuestro Moustang pero el gerente de Avis, un tal De La Rosa (qué cosas tiene la vida) insiste en que debemos llevarnos el Camaro descapotable. El tío se monta su propia peli comparando los dos coches: abre la capota, los hace rugir pisando el acelerador... Y sentencia con chulería: "No es lo mismo, créanme". Tras negociar el precio la idea nos seduce y descapotados emprendemos nuestro viaje por las calles neoyorkinas.

El camino se hace ameno, pero llegar a Boston en coche no es una buena idea. Pasa por ser el peor sitio en el que he estado nunca a la hora de aparcar un coche. Casi todo reservado para residentes, zonas de pago con límite máximo de 2 horas o parkings con una tarifa de, atención: 9$ por cada media hora! Si te da por estar 5 horas la broma te sale por 90$. Todo un robo.

Finalmente lo dejamos en una zona de límite temporal de 2 horas, y asumimos que tendremos que ir yendo y viniendo a actualizar el pago al cumplir el tiempo, a pesar del contratiempo nos organizamos bastante bien.

Nos bajamos del coche cansados y astiados, queremos encontrar wifi para buscar un restaurante gluten free y no hay manera. De repente Rebeca ve por casualidad el B-Good, una especie de Mcdonald's casero que cría sus propias verduras en el propio techo del restaurante. La verdad es que está todo buenísimo. Ahora sí, ya estamos preparados para patearnos Boston.

Boston es una ciudad de contrastes, preciosa. Tiene su parte pesquera, una parte más autóctona y de legado de los inmigrantes británicos, combina enormes rascacielos con edificios históricos, grandes parques... Se respira una alta calidad de vida, es una gran ciudad que no ha perdido la esencia de pueblo.

Nos acercamos al puerto pesquero, visitamos el Downtown, hacemos parada en la incomparable plaza de los mercados donde los olores, colores y sabores se realzan...

Seguimos por el parque Columbus y llegamos al monumento que rememora el holocausto nazi. Mención a parte merece este lugar. Una roca resume cronológicamente cómo se gesta y desarrolla la 2a guerra mundial y cómo transcurre la barbarie nazi contra los judíos. Justo cuando tu corazón está en un puño, sigues un sendero que atraviesa los campos de concentración nazis con simuladas cámaras de gas de cristal. En el mismo cristal hay escritas frases de familiares o supervivientes del genocidio. Un monumento ligero y fresco visualmente, pero con una carga emocional importantísima.

Seguimos el camino hacia el mítico Boston Garden, el pabellón de los clásicos y afamados Celtics. Está cerrado pero nos permite unas buenas instantáneas.

Regresamos por el City Hall y justo delante hay un concierto al aire libre. Antes de que el grupo comience a tocar hay música de fondo, mientras dos anónimos bailan delante del escenario haciendo las delicias del respetable. Son ritmo puro de raza negra y callejera, de eso no tenemos en Europa.

Seguimos de camino al mítico bar de la serie televisiva Cheers, que nos regala un entrañable viaje al pasado.

En frente está el Church Park, que es a Boston lo que Central Park a NYC o el Golden Gate Park a San Francisco. Es una zona verde de reunión, un lugar social. Campo de beisbol, pistas de tennis, gente haciendo running, encuentros de mascotas... Y a destacar la representación de una obra de teatro, y bajo el escenario todo el mundo con sus sillas, mantas y picnics para disfrutar del momento.

Volvemos por Chinatown pero sigue sin convencerme. Todo sucio y demasiado diferente a lo que yo estoy acostumbrado.

Damos vueltas por varias calles más y cualquier punto de Boston es un entrañable lugar, creativo, elegante y en el que no te importaría vivir.

Cuando las piernas dicen basta, emprendemos el camino de vuelta a casa, otras 4 horas.

Dejamos el Camaro y anulamos el coche para Washington. El cuerpo nos pide disfrutar de NYC a otro ritmo...

Newyorkeando...

Amanecemos tras 5 horas de descanso. El no dormir mucho, las eternas caminatas y el mal comer comienzan a hacer mella, pero no desistimos y seguimos el ritmo imparable: el tiempo apremia.

El momento NYC del día lo vivimos en el metro. Entran 5 tíos de edad avanzada que en España tildaríamos de indigentes. Uno comienza a hacer un speech explicando que van a cantar y bla bla bla... Nos disponemos a ignorarles mirando el mapa cuando de repente sus voces nos obligan a contemplarles. Son cinco artistas no reconocidos que en sólo 2 segundos se ganan a la audiencia, no sólo cantan sino que crean un espectáculo de fuerza y ritmo. En esta ciudad cada esquina puede sorprenderte.

Nuestra primera visita del día es Chinatown. Una vez más mi experiencia con la comunidad china es desagradable. Un barrio sucio, masificado, pestilente... Con chinos que te pisan y ni se disculpan, otros ofreciéndote bolsos falsos llevándote a un rincón y con mafiosas llamadas telefónicas de por medio, fruterías insalubres, patos asados colgados al sol... Definitivamente no me siento nada a gusto con la comunidad china. Dudo que volvamos a cruzar nuestros caminos.

Salimos huyendo y buscando Little Italy. Tras una tremenda caminata bajo el sol llegamos a otro mundo. Un barrio gastronómico y familiar, con un ambiente agradable. Comemos en La Risotteria, un restaurante que sale en el Top 1 de las listas de restaurantes gluten free de NYC. Tienen una amplia gama de comida sin gluten, con unos risottos y un pan casero deliciosos.

Con la barriga inflada nos desplazamos al memorial 11/09, la zona cero en la que se encontraban las míticas Twin Towers (las torres gemelas). Es quizás el acontecimiento histórico que más he vivido, del que más he leído, el que más me llama la atención. Estar ahí sabiendo lo que aconteció es estremecedor: ver las cataratas que emulan las torres invertidas, leer los nombres de los casi 3000 fallecidos, ver el árbol que resistió en la barbarie... Pero sobretodo observar la Freedom Tower y sentir lo que pudo suceder ahí ese día. Incluso conservan unas bigas de las extintas torres. Ha sido una bonita experiencia, pero de las más tristes que se pueden vivir.

Nos vamos directamente a la 5a avenida, la mítica zona comercial de NYC. Nos pateamos más de 40 bloques. Desde Unión Square (menos entrañable que la de San Francisco), hasta Central Park. La tienda Hollyster, la NBA, Abercrombie, Bulgary, Diesel... Todo el mundo quiere estar presente en la Quinta Avenida, y cuanto más lujoso sea el formato mejor.

Llegados a Central Park decidimos, a pesar del cansancio, explorar el parque con bicicleta, así que alquilamos un tándem y nos fusionamos con los miles de deportistas que allí se encuentran. Runners, gente patinando, ciclistas, campos de beisbol: Central Park es La Meca del deporte. Cada rincón del parque es diferente al anterior, y se convierte en un lugar idílico de descanso. Hay grandes estanques, caminos sinuosos, grandes extensiones de césped: es el sitio de NYC en el que no te importaría perderte si vivieses en La City.

Devuelta la bici nos disponemos a vivir nuestra primera experiencia Whole foods. Éstos son unos supermercados orgánicos y sostenibles. Es caro sí, pero es un lujo para el sentido del gusto y de la vista, ya que cuidan mucho los detalles. Tienen una zona gastronómica tipo buffet en la que hay mucha comida sin gluten. Allí coges lo que quieres, lo pesas y te lo comes dentro del mismo super, en unas mesas habilitadas para la ocasión.

Sin más nos vamos a dormir que mañana nos espera Boston!

Black power...

El día amanece pronto, a las 6AM mi cuerpo decide que ya ha dormido suficiente. Tras actualizar mi cuaderno de viaje salimos a nuestro encuentro con Starbucks y la WIFI de Times Square. Una breve conexión con el mundo y pillamos el metro en dirección a Antioch Baptist Church, nuestra experiencia con una misa Gospel. Buscamos en internet la mejor recomendación, y todos coinciden en esta iglesia. Y no nos hemos equivocado.

Describir lo vivido dentro es complicado, pero en ocasiones ha sido algo dificil de olvidar. Podría definirse como una experiencia mística, religiosa, vital, existencial... Lo único que saco en claro es que este país es lo que es gracias a la raza negra y a su forma única de vivir los momentos. Convierten la misa en un espectáculo, en el que se concentran por igual dosis de devoción y de energía, pero energía vital, de la positiva. A través de Jesús cantan, sienten, se vuelcan, bailan, comparten, te transmiten, bromean... Los que me conocen bien saben que no comulgo nada con ciertas ideas, pero ésto va más allá. Una experiencia 100% recomendable que te invita a entrar en lo más profundo del alma neoyorquina y de Harlem, donde ves a la raza negra en su máximo esplendor: con su ritmo y sus voces inigualables.

Volvemos al hotel y nos cambiamos porque después de comer nos espera la mítica Motown.

Una vez más vivimos la dificultad de comer sin gluten en una ciudad que se le presuponía mucho más preparada en este sentido. Decidimos comer en el Shake Shak, una especie de Mcdonald's premium con comida orgánica. Me ponen una hamburguesa sin pan (entre dos hojas de lechuga). Buen esfuerzo pero sigue sin ser lo que uno espera cuando pide gluten free.

Tras abandonar el masificado restaurante nos dirigimos al teatro Louis Fountaine, escenario según la crítica del show de Brodway con el mejor y de mayor nivel cásting de actores en mucho tiempo, lo que a su vez le convierte a priori en quizás el mejor show del mundo, ya que Broadway es La Meca del teatro: la cosa promete. Llegamos pronto al teatro y decidimos hacer tiempo en Times Square mientras conectamos con nuestro mundo. Cuando decidimos volver al teatro lo que presenciamos es inaudito: una cola de gente que no termina nunca. Como la mitad de la cola está en el sol, decidimos esperar a que entren todos y ponernos detrás, pero tras 10 minutos a un ritmo de entrada al local muy alto, la cola no se rebaja. Calculamos que dentro del teatro caben varios miles de personas. Finalmente conseguimos entrar, y el recinto es espectacular. Un teatro muy al estilo del Liceo de Barcelona (salvando las distancias).

Cuando da comienzo el espectáculo y tras un segundo, el cuerpo se estremece y uno ya sabe que va a vivir un momento probablemente irrepetible. Describir el musical en palabras es algo realmente complicado, pero podría decir que es MÁGICO. Fuerza, arte, voces incomparables, calidad musical, melancolía... Motown te transporta a una época en la que la música fue el motor y el sentido de vida.

Cada instante en el musical parece insuperable, pero el siguiente aún te sorprende más. A destacar varios momentos: un duelo musical entre Four Tops y The Temptations (a cual mejor), una brillante puesta en escena del Stop! In the name of love de la maravillosa Diana Ross y The Supremes, un debutante Stevie Wonder que lleva a La Motown a lo más alto... Y cuando tu alma está entregada y crees haberlo visto todo, de repente aparece un niño reencarnado en el mayor artista de todos los tiempos: Michael Jackson. En ese momento y viéndolo actuar, te percatas del talento puro e irrepetible que se congregó en ese pequeño cuerpo. Una voz mágica, un don para el baile, desparpajo y una creatividad sin igual. Y de repente canta ese "I'll be there" que te transporta a tu hermana: GRACIAS.

El pensamiento de esta mañana en la misa Gospel, se ve reforzado si cabe tras el espectáculo de esta tarde. Este país debería tratar mejor a la raza negra, ya que es la que le ha dado lo que hoy es. Es la raza que ha hecho de USA el mejor país del mundo, la que le ha dado el ritmo, la creatividad, la autenticidad... Black power! Sin duda Motown ha sido el mejor espectáculo de nuestras vidas.

Recién salidos del teatro y aún con el corazón en un puño decidimos ir a Central Park. Entramos por el lado oeste y justo en nuestro primer contacto con el parque encontramos el memorial de John Lennon, otro genio más que se fue demasiado pronto. En el lugar se respira algo especial, por lo que Lennon fue, por lo que transmitió, por aquello por lo que luchó y por la manera tan fría de morir y tan ajena a su forma de entender la vida. El lugar tiene una carga emocional muy fuerte.

Seguimos adentrándonos en el parque de tamaño descomunal. Es un bosque enorme en medio de una jungla de asfalto. Un lugar de encuentro, de descanso, de recogimiento, un lugar para hacer deporte lejos de la urbe, para transmitir tu arte: baile, pintura, guitarra... Cada esquina está llena de gigantes árboles, prados, estanques, simpáticas ardillas, calesas y de gente descansando o expresando su arte, viviendo la vida a su manera.

Tras largo rato caminando decidimos que a Central Park debemos volver otro día a hacerlo en bicicleta. Y desviamos nuestra ruta hacia la Quinta Avenida con destino al Rockefeller Center.

Tras hacer la obligada parada en el universo Apple, nos adentramos en la calle de la opulencia, donde la imagen de marca se convierte en una lucha de gigantes. Cada tienda intenta ser más lujosa que la anterior. Todas las tiendas con sus mejores galas para posicionarse en el mundo y para sorprender a la gente. Aunque son tiendas totalmente inaccesibles para el ciudadano de a píe.

Finalmente llegamos al Top of the Rock, uno de los edificios que regala las mejores vistas de NYC. 40 dólares para subir a la terraza de un edificio nos parece desorbitado, pero entendemos que la situación es especial y las vistas también. Mientras subes vas vivendo la historia del edificio desde su creación, todo muy americano, y es que por algo son los número uno a nivel de espectáculos. Antes de coger el ascensor te hacen un simpático foto montaje como si fueses un obrero sentado en la biga a cientos de metros de altura. Pero pagar 30 dólares por la foto ya nos parece innecesario. Nos metemos en un ascensor que sube a la velocidad de la luz, y que tiene el techo transparente para que vivas la sensación de velocidad, algo que los que tenemos aprehensión por las alturas agradecemos lo justo.

Una vez arriba percibo una vez más que no estoy en mi ambiente, me siento frágil y vulnerable y por mi mente sólo pasan gente cayendo al vacío. Trato de relajarme y de disfrutar del momento, aunque visualmente tenga expresión de sufrimiento. Las vistas son impresionantes, ahí es cuando de repente eres consciente de la ciudad en la que estás. Ves la basta extensión de luces, ves varios edificios tocar el cielo, ves colores, parques enormes... Ahí es cuando paradójicamente uno deja de volar, y entiende qué significa Nueva York y porque es la ciudad de las ciudades.

Para cenar nuevamente Shake Shak debido a la falta de opciones. Esta vez mi estómago no me lo permite y me voy a la cama con unas French Fries en el estómago.

Bona nit!

Niagaragueando...

El día de ayer fue largo pero corto de contar. Era el día elegido para ir a visitar las cataratas del Niágara. Un viaje poco recomendable para ir y volver el mismo día: 14 horas de coche por delante. Pero queríamos ver las cataratas e íbamos a hacer el esfuerzo.

Nos fuimos a dormir excesívamente tarde para la hora en que debíamos levantarnos al día siguiente. Debíamos levantarnos a las 5AM, pero a las 4 y poco, tras menos de 5 horas de sueño mi cuerpo ya estaba activo. A eso de las 5:15 abandonábamos el hotel en busca de la oficina de Avis. Tras sufrir dificultades de orientación llegamos al lugar, y tras realizar los trámites pertinentes esperamos fuera a que nos entreguen el coche. Digo el coche por decir algo, ya que lo que nos traen es una máquina lujosa que haría las delicias de cualquier amante del motor o de la ostenticidad. Así que tras confirmar que ese mítico y potente Chevy Camaro va a estar entre mis manos, emprendemos el viaje al Niágara.

El viaje de ida se hace ameno: un par de paradas y nos plantamos en Niágara tras una curiosa experiencia de conducir por NYC y, una vez más, por esas interminables carreteras americanas.

Llegamos a Niágara y vamos directos a comer. Una Caprese bastante conseguida y unos Spaguetis a La Carbonara que dejaban mucho que desear. Y ahora sí, nos dirigimos a la zona de las cataratas.

Al llegar se ve todo explotado para el turista, lo cual entra dentro de lo lógico. Casinos, hoteles, restaurantes... La diversión en Niágara está garantizada.

Aparcamos en una zona gratuíta y caminamos siguiendo el enorme cauce del río. A medida que avanzas el río coge fuerza y los rápidos se acrecentan, síntoma inequívoco de que nos acercamos a las cataratas.

Poco a poco la tierra se va abriendo ante tus ojos y al llegar al precipio un espectáculo dantesco se posa ante tu mirada.

Una garganta se abre profunda en la tierra creando unos enormes precipicios, por los que caen millones de litros de agua por segundo. Creando una lluvia impresionante.

Vemos las cataratas desde todos los ángulos y hacemos 1000 instantáneas. Es impresionante la fuerza que puede tener la naturaleza.

La atracción que nadie se puede perder es el "Maid of the Mist", un barco que te acerca al píe de las cataratas. Poquito a poco te va adentrando en la garganta, y progresivamente vas experimentando la fuerza que tiene el agua al caer. El aire va creciendo a medida que te acercas, la fina lluvia se convierte en una lluvia torrencial, las corrientes marinas se acrecentan... Hay un momento en el que estás ahí abajo y el paisaje es insuperable. Ves el precipicio con sus salvajes caídas de agua, ves una frondosa ladera de la montaña con centenares de pájaros anidando... Por un momento parece que abandonas La Tierra para adentrarte en Pandora. Una experiencia increíble.

Salimos de ahí empapados pero satisfechos. Y mientras nos secamos sucede la anécdota del día. Cruzamos el puente al lado canadiense y al llegar a la otra esquina nos damos cuenta de que vamos indocumentados, tenemos los pasaportes en el coche. Por un breve espacio de tiempo somos ciudadanos indocumentados entre dos países. Tras contárselo al Carl Winslow de turno y de transmitirnos el tono peliculero que tanto les gusta, nos readmite en el país.

Antes de volver exploramos algún otro sitio que nos ofrece nuevas perspectivas de la zona, y nos disponemos a volver.

El camino de vuelta se convierte en un infierno al que no le voy a dedicar mucho rato. La combinación de cansancio con carreteras sin iluminación y lluvias torrenciales durante todo el camino, nos hicieron sufrir mucho más de lo deseado.

23 horas después de haber salido del hotel volvemos a la cama.

Con los nativos...

Amanece el día pronto, pero nos forzamos a seguir durmiendo en nuestra lucha contra el jet lag. Lo logramos a trozos. A eso de las 9 y pico nos disponemos a salir a desayunar. Nuevamente buscamos por internet sin éxito. Mi salvación es el Hot Chocolate del Starbuks. A mi pregunta de si tienen algo para comer sin glutén vuelve a reinar el desconocimiento. Los veo poco preparados y concienciados en este sentido.

Con un poco de líquido con cacao en el cuerpo nos disponemos a volver al hotel al encuentro con Laia, Ramón y Mariona que nos van a acompañar por "The city" en el día de hoy. Todo un lujo poder contar con tan buena gente como ellos y además, autóctonos ya de la zona y muy buenos conocedores del entorno.

Nos dejan varias guías que aparcamos en el hotel, y tras comprar un adaptador y unas galletas gluten free, emprendemos el camino.

Empezamos la aventura en la estación de Gran Central, que nada tiene que ver con ninguna estación de tren europea. Con un aire muy clásico y esplendorosa, se torna en foco de nuestras cámaras.

Justo antes de entrar en la estación Nueva York nos regala una panorámica majestuosa del edificio Chrisler. Brutal obra arquitectónica y una de las imágenes de NYC.

Al salir del metro aparecemos en otro mundo. Escapamos del bullicio y la "locura" de Times Square y aparecemos en una postal.

Frente a nosotros el Music Hall y a la izquiera asoma el mítico Puente de Brooklyn que está en plenas obras (también Times Square y el Battety Park), pero eso no impide captar su esencia y majestuosidad.

Disfrutamos del paseo y de lo que poco a poco el puente nos va regalando. No sabemos hacia dónde orientar los flashes. La imagen de la bahía de Brooklyn y su Watch Tower, propiedad de los Opus Dei. A la izquierda el puente de Manhattan con sus dos niveles, también emblema de muchísimas películas. Y a nuestra derecha poco a poco va asomando el Skyline que tanto hemos podido contemplar en la gran pantalla. Uno tiene la sensación de haber estado ahí antes, son imágenes que forman parte de nuestra vida. No obstante, eso no impide que te dejen boquiabierto. Describir Nueva York es imposible, pero creo que es algo parecido a la ciudad de las ciudades, parece que existe Nueva York, y a partir de ahí todo es venido a menos. Unas tendrán unas cosas, otras tendrán otras, pero NYC lo tiene todo.

A medida que nos acercamos al otro lado del puente Nueva York se abre ante nosotros. A lo lejos Ellis Island y su archiconocida Estatua De La Libertad. Entre el mar y el Financial District divisamos el Battery Park, desde donde parten todos los ferris y muy cerca de los tours de helicópteros que ofrecen una panorámica de la ciudad a vista de pájaro. La Freedom Tower es impresionante, pero mi mente no olvida las Torres Gemelas, llevo esa história grabada en lo más profundo de mi alma. Más a la derecha de esa panorámica se divisa nuevamente el Chrysler y su vecino más famoso, el peliculero Empire State Building.

En Nueva York puedes estar caminando horas sin casi avanzar, debido a sus gigantes distancias. El calor sigue agotando y decidimos que es la hora de parar a comer. Comemos en Brooklyn, en el Superfine.

De ahí sigue nuestra caminata por el Brooklyn Bridge Park, donde Mariona busca ansiosamente los Sprinklers. Incluso hay piscinas públicas y gratuítas, y zonas para rellenar botellas de agua, cualquier cosa es poca para evitar los golpes de calor.

Paramos en un parque lleno de juguetes puestos por la ciudad para los niños, da gusto. Mariona y su pañal absorven todo el agua de Nueva York, y mientras ella disfruta nosotros nos refrescamos.

Tras abandonar el parque y dar un breve paseo por Brooklyn Heights, un barrio bastante exclusivo donde están las casas "of Laia's dreams", nuestros caminos se separan.

Aprovecho aquí para daros las gracias por la atención y por hacernos sentir como en casa. Formáis una familia preciosa. Con gente como vosotros cualquier ciudad se vuelve mejor. Mariona está preciosa, con su inglés perfecto y deborando galletas gluten free.

Nuestro siguiente punto es el Financial District. Nos dirigimos hacia el mar y cogemos el ferri a Staten Island, no sin antes tomar un par de granizados que nos refresquen. La imagen de la estatua de la libertad impone, es el emblema de un país hecho a base de trabajo y en el que se lucha por la libertad, aunque no siempre se consiga. Pisamos Staten Island y volvemos.

Al llegar nuevamente a Manhattan bordeamos un Battery Park totalmente levantado por las obras. Poco se puede disfrutar.

Seguimos nuestro paseo por Wall Street y nos hacemos la foto de rigor con el toro. Muchos años después y muchos kilómetros más allá de Frankfurt, repetimos instantánea.

Seguimos hacía la zona cero y su Freedom Tower. Al llegar encontramos cerrado el memorial del 11/09, al que volveremos. Aún y así se pueden leer placas conmemorativas, ver imágenes... Me quedo observando el enorme hueco dejado por las dos torres y el espacio que la Freedom Tower intenta llenar sin conseguirlo. Se me encoge el corazón, me quedó ahí plantado, frente a lo que hoy es nada pero que en su día fue el símbolo de la America más potente, para durante muchos minutos convertirse en el peor infierno imaginable. Resto en silencio. Observo. Y de repente por primera vez comienza a llover. Será que el cielo llora también?

Las gotas se tornan en una torrencial pero fugaz lluvia de verano de la que todo el mundo se protege.

Aprovechando la lluvia entramos en Century 21 outlets, pero dejan mucho que desear. Precios desorbitados para moda hortera.

Finalmente decidimos ir a cenar. Bajamos en Little Italy, y vamos a la pizzeria Kesté. Comemos pizza típica napolitana en un entorno totalmente italiano. Los italianos nazcan donde nazcan y estén donde estén, nunca dejan de ser italianos.

La pizza estaba riquísima, y tras un breve paseo por el pintoresco barrio, regresamos al hotel.

Mañana más!

Aterrizando...

El primer día comienza pronto, una vez más mi actividad cerebral me traiciona y poco después de las 4AM ya estoy preparado para iniciar mi viaje. Tras ultimar unos detalles protocolarios de preparación de maleta, nos disponemos a salir de casa a las 7:30AM.

El avión y su tripulación son de gran nivel, muy alejado de lo que a uno le tienen acostumbrado en pseudo compañías como Vueling o Ryanair. En Delta tenemos buen servicio, comida especial para celíacos (avisada la compañía sólo un día antes) y una pantalla individual con música, videoclips, videojuegos e infinidad de películas. Empecé dos películas que no acabé hasta que finalmente me decanté por un clásico que no había visto: A quién ama Gilbert Grape. Impresionante Di Caprio, como es costumbre en todos y cada uno de sus personajes.

Y por fin aterrizamos. Tras una larga cola en inmigración junto a Jesús Mariñas (sí sí, el de Carmele...), y tras un "enjoy your days y felis navidat" del guardia de inmigración que se parecía a Carl Winslow, finalmente: Welcome back to the USA!

Y por fin pisamos suelo americano tras casi 8 horas de vuelo... La sensación es la de siempre, la de estar en un sitio especial en el que te sientes más integrado que en tu propio país.

La gente es amable y auténtica, es una eterna película. Tratan de mostrarse siempre felices. Te ayudan con el mapa sin preguntarles, hablan y ríen en voz alta... En España todos iríamos hundidos en nuestro móvil, nuestro libro o nuestros pensamientos. Somos más individualistas.

Tras el Air Train y el metro, de repente salimos en la calle 43, cerca de nuestro hotel en Times Square. Nos orientamos como podemos y poco a poco vamos avanzando números. Los neones se asoman progresivamente y de repente, tras una esquina, aparece uno de los espectáculos más grotescos e inigualables que podré visionar nunca: Times Square.

Millones de luces, pantallas eternas, cámaras que te convierten en protagonista de una película inesperada, miles de focos, ríos de gente, tiendas por doquier, coches, ruído, teatro, publicidad, sueños al alcance de la mano... Todo ésto y mucho más es Times Square. Un sitio retratado en cientos de películas y probablemente el centro neurálgico más imponente del mundo.

Tras un breve shock llegamos al hotel, que está junto a la mítica plaza. El hotel está bastante bien, AC, habitación grande y cama kilométrica. La tentación de caer en la cama es grande, porque aunque nuestro reloj de mano marca las 4PM, el biológico es consciente de que son las 10PM. Aún y así nos lanzamos a las calles.

Ésta vez nos dejamos absorver por Times Square. Impresiona saber que aquí ya había luces de neón en los años 20. Desde su "descubrimiento" y su contacto con el mundo europeo, siempre han sido un país que va por delante.

Intentamos comprar un adaptador americano en un Pakistaní... El cargador está etiquetado en 50$, pero él nos dice "amablemente" que cuesta 30$ y segundos después lo baja a 25$. Le decimos que vamos a dar una vuelta y que luego volvemos y nos responde con un: Don't come back! Un tío muy majo...

Poco a poco nos dejamos absorver por las tiendas de Times Square: el enorme Toys'r'us con su noria en el interior, la tienda Ralph Lauren con una gigante bandera americana hecha con polos doblados, mi archienemigo Foot Locker, la tienda de 4 plantas de Forever 21, la tienda del chocolate, el M&M's Wolrd como el que vimos en Las Vegas... El ambiente es increíble. Una estación de policia en el centro que parece una atracción turística más, un tipo fornido en slips tocando la guitarra para ganarse unos dólares, una grada para sentarse y colas y colas enormes para comprar tickets teatrales de última hora con grandes descuentos, o para salir retratado en una pantalla de tamaño descomunal que bien quisiera yo tener en el comedor de mi casa.

Tras dejar atrás Times Square nos adentramos en Bradway... Nos pateamos la calle de punta a punta. El calor es sofocante y tenemos que comprar agua en cada esquina. Vemos teatros y más teatros con los mejores espectáculos del mundo en su interior, cientos de tiendas de souvenirs frecuentadas todas por Pakistaníes montados en el dólar, restaurantes de mil y un formatos y tipos...

A lo largo y ancho de Broadway encontramos un carril convertido en terraza de verano, con sillas para los ciudadanos y turistas. Muy peculiar en medio de la gran urbe.

Llegamos a Macy's, un lugar de precio prohibitivo. Y cruzando con la Sexta Avenida decidimos volver y buscar un lugar para cenar ya que el cansancio apremia.

Ahí nos llevamos la primera gran decepción: nuestro eterno comodín Mcdonald's que tan bien trabaja el Gluten Free en España, no sigue ese camino en US.

Tras mirar en varios sitios in situ, sin batería casi en el móvil, cansados, sin mapa y acalorados, estamos a punto de tirar la toalla y asumir que no vamos a poder cenar. Finalmente conseguimos localizar un italiano: Tony's Di Napoli. El único italiano del mundo que no hace pizzas... Pero está todo muy bueno. Una ensalada César y una pasta picante que nos saben a gran recompensa. El precio algo elevado.

Tras ésto se acaban las pilas y nos vamos a dormir, que al día siguiente nos espera una intensa jornada.

Despidiéndome...

Nuevamente una maleta, despedidas, sonrisas que te piden que no te vayas y un corazón que una vez más se queda en tierra. Cuándo volveré? Sensación de ahogo, desánimo, asfixia... Me detengo dos minutos, cojo aire... Y a seguir andando el camino!

Recordando...

¿Cuánto tiempo ha pasado ya? Cuánto hace desde que yo fui una de esas caras que luchaba por sobrevivir...

Desconozco el espacio temporal, nunca he servido para eso, vivo el hoy y el tiempo no es importante para mí. Sin embargo sí que lo son las sensaciones.

No olvido esos momentos, porque hoy soy lo que soy gracias a ellos, gracias a las dificultades, gracias a la gente que cogió mi mano con fuerza sin importar el tiempo ni el espacio. 

Recuerdo los olores a quimioterapia, recuerdo el color blanco y azul de un edificio que me horrorizaba (aunque me salvó la vida), recuerdo las enfermeras que con mucho tacto trataban de esbozarnos siempre una sonrisa. Recuerdo esos eternos pijamas que nos hacían ser a todos del mismo equipo. Recuerdo el olor a "comida", y recuerdo que siempre te apetecía lo que ese día no te apetecía. Recuerdo las decenas de viajes al hospital, los cientos de horas de espera... Recuerdo los juguetes, la biblioteca, los payasos, las visitas de tus ídolos no coincidentes...

Pero sobretodo recuerdo la fuerza de una madre, la lágrima escondida de una hermana, la paciencia despistada de un padre. Y recuerdo que solamente soñaba con estar fuera de esas 4 paredes y volver a ver el sol, tan simple y tan complicado como eso.

Gran iniciativa la de Macaco, disfrutad del vídeo. Y sobretodo, nunca olvidéis vuestro pasado, es vuestra esencia...

http://www.youtube.com/watch?v=8WATgU5PduE&feature=youtu.be

Despegando...

Una vez más la vida me arrastra a estas líneas, tras muchísimo tiempo sí, pero con la misma ilusión de siempre.

¿Qué ha sido de mi vida? Pues desde la última vez ha habido un tornado que ha removido todo o mucho de lo que era hace ya casi 10 meses cuando aparecía por última vez por estos lares...

Ahora vivo en Madrid, como un español más. Una decisión dificil pero creo que acertada, el tiempo lo dirá, pero a día de hoy no me arrepiento. He perdido mucho, muchísimo. Me he alejado de mi hogar, de mi gente, siento lejos el calor de los que me apoyan, y siento el aliento de la soledad que cada día me espera al llegar a casa. Y a ésto hay que unirle que cada día que pasa es una sonrisa de mi sobrina que me pierdo, y eso a ciertas edades, es algo que duele por lo trascendental del momento.

Sin embargo estoy creciendo, me estoy haciendo más fuerte. 

La celiaquía es hoy una realidad en mi vida, pero con voluntad y buenos hábitos se ha convertido más en una oportunidad que en un problema. El running vuelve a asomarse con más fuerza que nunca, y los músculos comienzan a responder, quien sabe si el balón me volverá a reclamar. A nivel laboral ya no soy sangre azul, pero vivo el momento de mayor reconocimiento desde que comencé mi andadura empresarial. Me siento escuchado y valorado, tengo proyectos, aspiraciones que ven la luz al final del túnel, y sobretodo he abandonado las imprecisiones de una empresa que a pesar de llevarla en el corazón, está en el momento menos álgido de toda su historia.

Aquí en Madrid estoy recuperándome a mi mismo, estoy recuperando la sensibilidad, el apreciar los pequeños momentos, los detalles... Supongo que la soledad es lo que tiene... Sin embargo os echo mucho de menos a todos y estoy deseando volver, pero cada cosa a su tiempo.

Me pierdo una y otra en canciones que me desgarran, e aquí una obra de arte que entre acordes y palabras bellas, hace levitar mi corazón...

Os la dedico, os quiero ;)

http://www.youtube.com/watch?v=nRVbu69f1rI

Agradeciendo...

Agradeciendo...

Llegó, una vez más, el momento de recapitular. Dejar que ese libro escrito durante todo el año vuelva hacía atrás, y leer y releer todas esas líneas para, sentirte orgulloso de lo que hecho, o en su defecto, enderezar el trazo.

Ha sido un año en el que me he prodigado por el blog menos de lo que acostumbraba, o bien porque era feliz, o porque quizás he aprendido a tragarme las cosas y no tener que vomitarlas en unas tristes líneas (o simplemente por falta de tiempo).

En estas fechas tan señaladas me gustaría decir dos cosas:

-          Lo siento. Siento en ocasiones no haber estado a la altura, no haber sabido transmitir eso que sentía, o no haber luchado por cambiar mi vida, mi mundo y tu mundo. Siento no haber sido lo que esperabas.

-          Y gracias. Gracias por haberme hecho reír, llorar, aprender, gracias por en ocasiones haberme llevado la contraría y haberme hecho ver que no tenía la razón (¿esto se ha dado pocas veces no?). Gracias a todos los que habéis estado ahí incondicionalmente, a los que habéis estado intermitentemente. Gracias a los que habéis llegado, y a los que os habéis ido después de tantos años también gracias, por eso, por tantos años.

Hoy volveré a escribir mis propósitos, de los cuales puedo decir que el año pasado conseguí cambiar muchas cosas (venidas a menos en los últimos momentos del año).

Ha sido un año difícil para el mundo en general. Creo sinceramente que la esencia humana no va a cambiar, somos socialmente como somos, y como no me veo capaz de cambiar el mundo, me dedicaré a mi mundo. Así que:

-          Gracias a Rebeca por aguantarme cada día, con mis idas y venidas, con mis cambios de humor y mi personalidad arrolladora y, en ocasiones, intolerante. Reconozco que con los años me he vuelto menos pudoroso con y para las tonterías, y que en ocasiones eso me hace rozar la intransigencia. Gracias por dedicar tanto tiempo en hacer que para mí todo sea un poco mejor. Siento no tener ese nivel de detallismo pero veo lo que haces cada día, créeme. Gracias por quererme así y por ser tan generosa. Y espero que este año queden atrás alergias, accidentes y demás cosas que te complican el día a día. Me tienes para lo que necesites.

-          Gracias a Adriana, por nacer, por existir, por esa sonrisa dulce y pilla, por descubrir el mundo y por dejarnos descubrirlo con ella. Gracias por hacer de éste el mejor año de nuestras vidas. Eres nuestro cielo.

-          Gracias a mi hermana (y a su fiel escudero David), por estar ahí sin concesión, por preocuparte por mí, por aconsejarme, por ser tan parecida a mí, por quererme tanto. Gracias por ese video y ese texto en mi boda que me hicieron sentir alguien especial, como si realmente lo fuese. Eres vital para mí, y nunca dejaré que nuestros caminos se bifurquen. ¡Vaya despedida cuñao! (gracias por la dedicación, eso no se olvida), eres alguien muy especial, y ojalá mi sobrina se parezca mucho a ti. No digo al Pumuki que llevas fuera, sino al Juan Pablo II que llevas dentro ;) Por fuera se parece a su madre y a su tío, aunque te pese, jajaja…

-          Gracias a mi madre, por eso, por ser mi madre, con todo lo que eso conlleva. Gracias por aguantar la descarga de mis malhumores, gracias por ser tan pesada (si no lo fueses me dolería), y gracias por toda una vida dedicada a nosotros, siempre con una sonrisa. Te quiero, aunque no te lo diga mucho.

-          Gracias a mi padre, por estar en la distancia. Por darme las bases de lo que soy hoy. Por cada carta y cada e-mail (muchos no leídos, prometo mejorarlo), pero que con solo recibirlos me recuerda que estás ahí, en la distancia, pero acordándote de nosotros.

-          Gracias a mi familia política, por hacerme un hueco en vuestro techo y en vuestras vidas, y por todo el tiempo que dedicáis en vuestra hija, y colateralmente, en mí. Éste año debe ser el año en el que el barco abandone la orilla y comience a navegar a toda vela, seguro que lo lográis.

-          Gracias a mi prima por estar siempre a pesar de vernos menos, y por seguir ahí con el paso de los años. Éste es tu año prima, no me lo pierdo por nada del mundo. Y gracias a mi primo José por haber dedicado parte de su tiempo en hacer de mi momento, algo más especial (te debo una, tú ya me entiendes ;p)

-          Gracias a mi fiel familia (tata, tío Paco, tía Carmen, Sergio, Arnau, Albert, Marc, Joan)… Gracias por estar ahí siempre, sin preguntar, simplemente estando. ¡Sois muy grandes!

-          Gracias a Marc por pasar de ser el novio raro de una amiga de Rebeca, a convertirte en mi  amigo. Eres un tío grande, con el que coincidiré mucho en unas cosas y poco en otras, pero sé que siempre siempre podremos discutirlo. Mucha suerte en este nuevo año. Y a Sonia, Laia y Queca por convertirse ya en nuestra familia.

-          Gracias a Sandra por ser como eres, una persona con la que todas las palabras se quedarían cortas. Eres de esas pocas amistades que se encuentran por casualidad, y que con poco tiempo parece que lleves toda una vida. Has estado ahí en cada momento del año, sin quejarte, sin preguntar, simplemente acompañándome. Muchos días y noches trabajando codo a codo, gracias por todo. Éste tiene que ser tu año, en todos los aspectos. Cuenta conmigo para ello.

-          Gracias a Montse, por ser la persona que siempre me hubiese gustado ser. Eres mejor que los demás, por muchos aspectos. Gracias por hacernos sentir como en casa y por, como Sandra, estar siempre ahí al pie del cañón con una sonrisa. Sean cuales sean las circunstancias. Mis mejores deseos también para ti en este nuevo año. Si nos necesitas ya sabes dónde encontrarnos.

-          Gracias a Mónica, Alfredo, Sonia y Jordi por las tardes en familia, entre risas, sin preocupaciones. Gracias por la Wii, los juegos de mesa y las tertulias (gracias a Less Walesa y a los piques hombres contra mujeres). Y gracias también a los conejos (incluso a los desaparecidos), a las tortugas, las iguanas (DEP), el cerdo vietnamita, los pokemon, las serpientes, el Tosco, la Pam, la Sora… y al gato abandonado de Sant Pere de Rodes (aun no lo he olvidado).

-          Y aunque no lo leerán gracias a mis compis de trabajo, y sobretodo a mi equipo, por luchar cada día para ser los mejores.

-          Gracias a mis tíos del Prat y a mi prima Mireia, por a pesar de vernos tan poco, no dudar en compartir conmigo días importantes.

-          A  Javi y Maribel, por esa felicidad inconmensurable, que en breve crecerá. A ti Javi sin comentarios tu esfuerzo en la despedida, eres un tío muy grande (força penya).

-          A mis Starfriends en la distancia: Carole, Ward, Paco, Collin y Luc, gracias por estar sin estar.

-          A mi familia malagueña, por ser la esencia de mis raíces.

-          Al Victor, al Rubén y al Juanjo, por querer seguir estando, a pesar del paso del tiempo.

-          Y último pero no menos importante, gracias a mis eternos amigos de Tenerife (los chicharreros). Sois la gente más especial del mundo viviendo en la mejor tierra del mundo. Os quiero. Aganeye, Aiman, Maite, Joan, Dario, Kike, Dario, Lore, Vero, Silvia, Semi… ¡No cambiéis!

GRACIAS A TODOS  de corazón,  os deseo lo mejor para este nuevo año…

Genuínamente...

Supongo que con los años, con el paso del tiempo, sabremos y aprenderemos a reconocer los genios.

Seguramente fue difícil que quien convivió con Einstein o con Leonardo Da Vinci, llegasen a catalogarlos como genios en su existencia... Sí debían ser seres especiales, diferentes... Pero supongo que solamente el tiempo los acaba definiendo o etiquetando como un verdadero genio.

Hoy creo que ha muerto un genio, por muchísimas razones. Por crear no solo un imperio, sino una forma de vida. Iphone, Ipod, Ipad, Mac, Pixar... Hoy en día su estilo domina el mundo, Apple ya es la empresa que más ingresos genera del mundo, por encima de las petroleras.

Pero por encima aun de eso lo que hace eterno y genio a Steve Jobs es su trayectoria. Un genio adoptado que no cursa carrera universitaria y que eso no le impide dar forma a sus sueños. Un genio al que echan de su propia creación (Apple) y tiene que reinventarse, así nace Pixar.

Pero sobretodo es un genio porque a pesar de todo esto, se seguía considerando un tipo más... Un elegido que donde otros veían amenazas, él veía oportunidades...

Estoy seguro que el tiempo le dará el reconocimiento que merece, quizás el del genio más importante de la era moderna, al nivel de los Einstein, Pasteur, Darwin y otros grandes de la historia...

Las próximas generaciones no sabrán quien es Steve Jobs, pero seguro que en algun lugar de su vida, esta persona ocupa un lugar muy importante.

Deletiaos con su discurso en Stamford.

DEP genio.

 

Americaneando...

Hay tantos momentos en los que te pienso, te recuerdo... Tu presencia me indaga y no puedo cesar de viajar por ti, por tus calles, por tus peculiaridades, por tu magnificiencia y tus imprefecciones.

Creo que el nuevo continente me robó el alma por entre sus anchas calles y sus interminables parajes, por su falsa autenticidad y por su necesidad de dejar huella en el prójimo.

Sueño con volver a USA, perderme nuevamente en sus eternas carreteras y sus impersonales ciudades, dejar en casa el apellido y no recordar mi nombre, simplemente existir y dejarme arrastrar.

Sigo oliendo el sabor de las olas californianas y su música la llevaré para siempre impregnada en los más profundo de mi alma.

¡Qué grande es USA!

 

Ahogándome...

Hay momentos en la vida en los que no se es, simplemente se está. Yo hoy no soy, o cuando menos, no siento que sea, simplemente estoy.

En momentos como este sientes que un día podrías levantarte y arrancar de cuajo las hojas del calendario, y nada cambiaría. Podrías arrancar las manillas del reloj sintiendo que nada mejora ni empeora.

La vorágine del día a día te arrastra, sin tiempo de mirar atrás o adelante, y lo que es más triste, sin tiempo de mirar al lado para observar y saborear el momento que estás viviendo.

El trabajo se amontona, y lo peor es que el horizonte en el mismo se vislumbra incierto, sin un camino claro por el que transitar.

Agradezco a todos los que en mis peores momentos de rutina, en los que mi alma deja de ser lo que era, y en el que mi humor pierde lugar en favor de la desgana y el desánimo, gracias a todos los que estáis ahí aguantando mis malos momentos.

Me sostengo viajando nuevamente al pasado, a viejos olores y colores, vuelvo a perderme por el nuevo continente americano que nos animó a soñar, me pierdo por Venecia y París una y mil veces (y siempre habría una más). Recuerdo todo lo que me ha hecho ser lo que soy, lo que me ha endurecido y lo que me ha hecho feliz, no reniego de nada.

En momentos en los que no hay ni tiempo ni para coger aire, hay que buscar el oxigeno en el cerebro. 

Vuelo con esta canción, y a los que leáis esto, os invito a volar conmigo...

Volviendo...

La tendencia a dejarse caer en el pasado es intrínsecamente humana. Todos, en alguna ocasión, hemos sentido la necesidad de revolver nuestros más íntimos secretos, y visitar aquello que un día fue el sentido de nuestra vida.

Yo ayer cené con mi pasado, en concreto, con unos 12 años de momentos sobre mi vida. Uno cree dominar los recuerdos, siente que su pasado es intocable, y que aquello que un día fue especial, debería seguir siéndolo siempre, porque te pertenece.

Ayer me dí cuenta de que el pasado, en ocasiones, debería quedar en el pasado. El amor yo sé que estaba sobradamente muerto, al menos una versión del amor… Pero melancolía, cariño, sorpresa, nostalgia…. Estuve toda la noche esperando y deseando que alguno de estos sentimientos se posase en mí cuando me miraba, cuando me hablaba… Pero muy a mi pesar el único sentimiento que nació en mí fue la pura indiferencia y el desencanto.

En sus ojos percibí cierta ilusión por el momento, en los míos todo estaba muerto.

Tristeza es lo que siento al pensar que con los años me esté volviendo una persona fría, que cosas que un día me alimentaban el alma, hoy no consiguen ni rozarme un poco el corazón. No pretendo que el pasado ocupe mi presente, pero si me gustaría que un recuerdo pudiese permanecer inalterable ante el paso del tiempo…

Dejemos que el pasado permanezca en la eternidad como un bello recuerdo, no manchemos una imagen dulce con tintes de un presente venido a menos.

Quiero que mis recuerdos evoquen locura, frescura, sentimiento y pasión, y no quiero reflejos de gente que un día fue y ahora no es.

Me estaré haciendo viejo…

Finalizando...

 

Se acerca una vez más el final de año, y como siempre es momento de recapitular, mirar hacia atrás y reescribir los propósitos de cada año, que finalmente casi nunca se llevan a cabo.

Este año ha sido complicado, a muchos niveles, de una exigencia y unos costes excesivamente altos. Considero que en la nota de la vida este año los míos y yo hemos pasado con matrícula de honor. No hemos perdido los nervios a pesar de las dificultades, hemos intentado buscar soluciones, hemos encajado los golpes de la vida con resignación y una sonrisa, y a las alegrías las hemos intentado disfrazar de alegrías, a pesar de lo demás.

Ya no sueño cosas inalcanzables, mi fantasía tiene altos tintes de realismo. Así que al nuevo año no le pido milagros ni utopías. A mí nuevo año le pido energía y optimismo. Energía para enfrentarme a todas las cosas que deban suceder, energía para disfrutar de lo bueno como se merece, y energía para enfrentarme a lo malo con todas las armas. Y optimismo para cuando la energía decaiga, ver que más allá hay un camino que sigue su curso, un mundo que no para de girar, que no se detiene…

Hoy miraré a las uvas como lo que son, un símbolo de fortuna y de tradición, y agradeceré poder degustar su sabor y la emoción de un nuevo cambio de año, y ya van 28. Valoraré cada beso de felicitación a pesar de ser los mismos de cada año, devolveré cada mirada y cada gesto de cariño. A este año le pediré ser más persona, y le rogaré que me ayude a recuperar ese niño que poco a poco (y sin hacer ruido), ha dejado de vivir dentro de mí.

Quiero seguir valorando el sonido del mar, quiero perderme en mis pensamientos (sin tener que dar explicaciones a nadie), quiero llorar y reír sin motivo, no quiero perder la sensibilidad ante las desgracias, quiero tener que seguir cambiando de canal cuando algo desagradable acontezca, quiero seguir admirando a la gente mayor, y quiero respetar a la gente que está en mejor y en peor situación que yo, no me quiero quedar parado ante un maltrato (humano y animal), y quiero seguir perdiéndome en la ingenuidad de la profunda mirada de un niño, mi sobrina me ayudará a conseguirlo. Y sobre todo, quiero que el tiempo quite la máscara de los que tienen dos caras, cuanto antes mejor. Quiero estremecerme ante el tacto de alguien especial, y que una canción o una película sigan haciéndome volar como hasta ahora.

A este 2011 simple y llanamente le pido ser más persona, que el color, la música, los sabores, las imágenes y los olores que marcarán cada momento, los decida el tiempo. Yo me limitaré a VIVIR, con todas y cada una de las letras y significado que conlleva esa palabra.

Sé que me arrepentiré de muchas cosas, que me enorgulleceré de mucho y tendré que pedir perdón por otras tantas, sé que reiré y lloraré, pero por encima de todo, viviré y aprenderé de lo vivido.

Feliz año a tod@s, y que el tiempo os traiga lo que merezcáis…

Soy fan incondicional de este vídeo, lo admito, me parece una gran filosofía de vida. Ponedlo en práctica antes de que sea demasiado tarde ;)

 

Conociéndote...

Estás ahí, nos percibes pero aun no eres consciente de la mayoría de cosas que te rodean. Todos corremos, buscamos el mínimo momento para verte, pero es demasiado pronto para ti.

Explicar lo que sentí al clavarse en mi mirada tus profundos e ingenuos ojos, es algo sencillamente imposible.

Sé que acabas de llegar, y que debes entender aun en qué consiste todo eso que con tanto interés observas.

Tómate tu tiempo, tienes toda una vida para lograrlo. Yo a día de hoy tengo 28 años, y no sé demasiado de nada. No solamente no conozco el mundo, sino que creo que jamás llegaré a comprenderlo en su totalidad.

Solamente puedo avanzarte algo, la vida es bella, con sus cosas buenas y malas, pero la vida merece ser vivida y exprimida en todos y cada uno de sus segundos.

Eres bella Adriana, y desde hoy, nuestra vida.

Te regalo esta canción ;)

 

Recordando...

Ser nostálgico no es malo, al contrario, es en ocasiones absolutamente indispensable. Lo malo es vivir en ella, sin ser capaz de mirar hacia adelante. Yo me considero una persona nostálgica, no es que siempre piense que tiempos pasados fueron mejores, sino que entiendo que todo lo que he vivido merece ser recordado en algun instante de mi existencia. Creo que el pasado debe utilizarse casi siempre de trampolin, y en ocasiones de sofá.

De repente uno necesita volver al pasado, a sus tardes frente a la tele, a los bocadillos de nocilla, a los momentos alejados de los problemas, a cuando la vida parecía interminable.

Y así me encuentro hoy, paseándome por entre mis momentos de niño, con alguna que otra lágrima y con muchas sonrisas.

Hoy sé que así tratabas de explicarme que el mundo es demasiado grande para nuestra nostalgia.

Y para los nostálgicos como yo: un regalo...

Reinando...

Supongo que en los tiempos que corren hablar de un jugador de futbol sonará vanal, pero en ocasiones el deporte tiene la capacidad de sorprender y emocionar, y esto ocurrió anoche en el Camp Nou.

Ronaldinho es para muchos entendidos y apasionados del deporte rey, el mejor jugador que ha existido hasta el día de hoy. Muchos jugadores en la historia han sido un 10 en alguna faceta. Laudrup era el 10 del pase imposible y la elegancia, Cruyff el 10 de la velocidad y el cambio de ritmo, Di Stefano un 10 en definición, Pelé primero y años más tarde Romario y Ronaldo eran un 10 en la definición (el gol), Zidane era un 10 en dirección de juego y clase y Rivaldo en driblings, Messi es un 10 en desborde y gol y Cristiano es la velocidad punta y el regate novedoso…En cambio Ronaldinho era un 10 en varias cosas, y en las que no era un 10 era un 9,5…Tenía desborde, gol, remate, regate, y algo que le diferencia de la mayoría: MAGIA E INVENTIVA. Ronaldinho era novedoso, diferente, se divertía jugando y eso lo conseguía transmitir a la gente. Todo el mundo miraba con especial atención a Ronaldinho cada vez que tocaba el balón, y casi siempre lograba su cometido.

Y encima Ronaldinho tenía un plus: hacía ganar a su equipo, le temían…Salía ovacionado de su estadio y de los estadios rivales. Cambió la historia y la dinámica de un equipo que se creyó perdedor para siempre. Dejó el sello de su sonrisa y enseñó que ganar, volvía a ser posible.

Un día el nombre de Ronaldinho jugador se hizo más grande que la persona, y la fama le hizo dejar de querer ser el mejor. Lamentablemente para el fútbol e independientemente de los motivos, ese día llegó demasiado pronto. Pero es que ser Ronaldinho no era demasiado fácil.

A partir de ahí la gran estrella se apaga. El crack vive dos años fantasmales en el equipo, los periódicos lanzan millones de hipótesis, y la afición se desencanta. No quieren creer que esa magia no volverá nunca.

El crack abandona el equipo por la puerta de atrás y poco se vuelve a oír hablar de él hasta que dos años después debe volver a casa para un partido. Hasta la fecha parecía que nadie se acordaba de Ronnie, de lo que había dado a ese equipo, parecía que todos habíamos olvidado su magia, pero ayer habló la justicia.

El campo entero, todos los barcelonistas y todos los aficionados al futbol decidieron darle las gracias a Ronaldinho, olvidar sus errores y reconocerle sus méritos. Antes, durante y después del partido afición y jugadores le quisieron decir a Ronnie: Gracias, estos éxito son también tuyos.

Hoy en día se encumbra a la gente muy rápido, y tendemos a demonizar y olvidar con demasiada facilidad. Ayer en un tema tan banal como el fútbol, se vivieron verdaderas emociones, y en los tiempos que corren, no andamos sobrados de gestos.

Actualmente unos creen que Messi es el mejor jugador del mundo, otros creen que es Cristiano Ronaldo. Entonces todo el mundo lo sabía y sin discusión, Ronaldinho era el mejor.

Para los interesados un video resumen de lo sucedido ayer, y para los nostálgicos, un video con el mejor repertorio del mago brasileño.

Venciendo...

Venciendo...

Yo apenas tenía uso de razón cuando comenzó todo, era un niño que desconocía el modo de funcionar del mundo, sin embargo, algo había nacido en mí.

No entendía muy bien qué era aquella pequeña cosa, pero llamó mi atención desde el principio. Rodaba, tenía miles de colores e incluso ¡la tiraba contra una pared y volvía al mismo sitio dónde estaba yo!.

Poco a poco empecé a practicar con esa cosa llamada balón en uno de sus juegos más populares: el fútbol.

El amor fue a primera vista, desde entonces jamás dejé de practicarlo. Comencé como los de antaño, jugando en la calle con dos camisetas por portería y haciendo ese regate llamado “pared” con esos muros que le dieron el nombre.

En seguida supe que quería formar parte de esto, y con 4 años decidí federarme. Sí, ¡con 4 años!, era una categoría que por aquellos tiempos ni siquiera existía, pero nació con nuestra “quinta”.

Evidentemente, los que mejor practicaban mi deporte se fueron convirtiendo en mis ídolos, mi sueño a conquistar, mi modelo a seguir…

En seguida me enganchó ese equipo que “luchaba” contra el imperialismo y monopolio del equipo capitalino, me gustaban sus valores, sus colores, sus jugadores… Ese equipo que quería convertir en azulgrana una historia teñida de blanco y de “algunos negros”.

El mayor reto era la selección, y el primer Mundial que pude seguir con conocimiento de cause, fue el de Italia 90. Aquello era lo máximo, millones de banderas, gente de todas las partes del mundo, y los mejores jugadores de cada lugar enfrentándose por su patria. ¿Alguien podía dar algo más?

Ese Mundial me lo tragué entero (ante la sorpresa de mi madre, yo solamente tenía 8 años), fue el mundial del gol de Milla con 40 años, el de las extravagancias de un portero loco llamado Higuita, fue el mundial que no supo pagar cómo merecían a una de las mejores generaciones de Holandeses de la historia (Van Basten, Gullit, Rijkaard, Koeman…), fue el mundial en la que el arte argentino sucumbió ante la máquina alemana de una forma poco ortodoxa (luego entendí que Alemania siempre ganaba a esto) y en el que Yugoslavia participaba por última vez como una nación unificada. ¿España?, no supimos dar lo mejor de nosotros, pero seguro que en la próxima ocasión tendríamos más suerte. Al menos eso creían mis ojos de niño. Fue la propia Yugoslavia la que nos eliminó (la maldición de los cuartos comenzaba).

Por esos tiempos el equipo de mis sueños (Barça) ya reinaba en el mundo. Hasta el punto que creí que llegaría a ser insuperable. Pero me equivocaba, unos años después alcancaría el zenit.

El siguiente mundial fue el de USA 94, el de la final entre Brasil e Italia a los penaltis, el del asesinato del colombiano Escobar por marcarse un gol en propia meta. Y para mí fue la primera gran decepción que tuve que vivir con mi selección, la eliminación con Italia y el codazo a Luis Enrique. ¿Cómo podía vencernos Italia si habíamos sido mejores? La inocencia iba quedando atrás, y yo comenzaba a asumir que mi país no era un país ganador, que esto del fútbol era para otros: Brasil, Argentina, Italia, Alemania…

Luego vino Francia 98 y el error de Zubizarreta contra Nigeria (nos eliminaron en 1ª fase), Corea y Japón 2002 (el robo contra Corea que nos enviaba en cuartos para casa) y Alemania 2006 (quedamos primeros de grupo y nos eliminaron en octavos, una selección Francesa que habíamos menospreciado).

Y llegó 2010, habían pasado 20 años de mi primer mundial y otra vez queríamos ser favoritos. Yo había escuchado muchas veces esa canción y me resignaba a creerlo Pero había evidencias de que esta vez algo había cambiado, éramos vigentes campeones de Europa, teníamos sin discusión los mejores jugadores del mundo, e incluso habíamos eliminado a Italia en penaltis en el último europeo.

Y así, reescribiendo la historia, un 11 de Julio España entera se lanzó a la calle al grito de “Yo soy español español español”, incluída Barcelona. España se había proclamado campeona del mundo. Yo no podía creerlo, lo que siempre soñé no era una utopía. Éramos los mejores, por encima de todos.

Mi sobrina nacerá en breve, y yo le explicaré que hubo un tiempo en la que España no era la mejor del mundo, no éramos ni los más prácticos ni los que mejor jugábamos, le diré que no siempre estaba bien visto que un Catalán luchase por España y al ganar sacase su bandera regional, le explicaré que ver gente del Barça animando a un jugador del Madrid y viceversa era algo por lo que hubo que luchar mucho tiempo, le haré entender que ese abrazo sincero entre el capitán del Barça y el capitán del Madrid era algo muy muy grande… También le diré que no debe avergonzarse de sentirse española, que eso no significa ser menos catalana. Le diré que los andaluces, los extremeños y los madrileños no son tan diferentes a nosotros, sin embargo, es probable que los Ingleses y los Franceses sí lo sean. Le haré entender que debemos olvidar la represión de antaño, y unirnos por una España más europea en la que todos los "diferentes" españoles tengamos cabida, respetando sus derechos y promoviendo las diferencias culturales, que son las que nos enriquecen y nos hacen ser mejores.

Hoy digo bien alto que estoy orgulloso de mi país, de la lección que hemos dado. Estoy orgulloso de los Nadal, Gasol, Contador, Barrufet, Luis Amado, Gemma Mengual, Xavi, Iniesta o Casillas, gente como nosotros. Que a través de la humildad se han convertido en los mejores del mundo, y no por ello han perdido el respeto a los demás.

Yo he podido disputar, aunque de forma amateur, un torneo representando a España fuera de mi país y sé lo que significa. Oir tu himno, sentir la responsabilidad de defender ese escudo...

Soy catalán y español, conozco la historia y sé que no siempre hemos sido bien tratados. Considero que hoy en día sufrimos muchas desventajas y estamos “mal vistos”, pero soy un catalán orgulloso de su país, de la forma de ser de sus gentes (aunque crea que ciertas tradiciones están totalmente obsoletas). Luchemos por nuestro idioma y nuestros derechos, pero no fomentemos el odio y los separatismos, los extremos nunca han sido buenos. Seamos los catalanes más españoles, y seamos unos españoles muy catalanes.

Lo dicho:

JO SÓC ESPANYOL ESPANYOL ESPANYOL!!!

PD – Y mi equipo a nivel de clubes ha superado todos los registros históricos. Esto solamente puede ir a peor, jeje ;)

Mecanizándome...

Aun la magia recorre mi cuerpo tras el viaje a los 80 que nos regaló el musical “Hoy no me puedo levantar” de Nacho Cano.

Mecano fue mágico, diferente. Aportó a la música ese plus que dan los elegidos para el éxito. Raros, extravagantes, pero siempre dulces y girando al son que el mundo exigía en ese momento. Gritando en pos de artistas y de injusticias, siendo irónicos y en ocasiones rozando la sátira.

Los 80 en España fueron una década mágica, a la vez que trágica.

Fue la explosión del color y la eclosión de las libertades, lo americano irrumpía con más fuerza y la moda sonaba un poco a hortera. Todos los sueños parecían posibles, y España comenzaba a andar tras una larga dictadura sin controlar las consecuencias.

La libertad se confundió con el libertinaje, todo se podía y en todo se creía. Muchos pagaron sus excesos quedando por el camino. Sin embargo, fue una década pura. Los Mass Media aun no dominaban nuestras mentes, la música sonaba fresa, a música. Las golosinas eran grandes novedades en nuestra sociedad, y el amor libre era el mayor logro que un humano podía alcanzar.

El legado de los 80 es inmenso, yo los recuerdo como la época en que nací, mi infancia, mis recuerdos de niño. Y como homenaje a ese musical que nos ha hecho soñar: esta canción.