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EL_universo_DE_alexia

Bostoneando...

Amanece pronto una vez más y nos disponemos a partir hacia Boston. Vamos a por nuestro Moustang pero el gerente de Avis, un tal De La Rosa (qué cosas tiene la vida) insiste en que debemos llevarnos el Camaro descapotable. El tío se monta su propia peli comparando los dos coches: abre la capota, los hace rugir pisando el acelerador... Y sentencia con chulería: "No es lo mismo, créanme". Tras negociar el precio la idea nos seduce y descapotados emprendemos nuestro viaje por las calles neoyorkinas.

El camino se hace ameno, pero llegar a Boston en coche no es una buena idea. Pasa por ser el peor sitio en el que he estado nunca a la hora de aparcar un coche. Casi todo reservado para residentes, zonas de pago con límite máximo de 2 horas o parkings con una tarifa de, atención: 9$ por cada media hora! Si te da por estar 5 horas la broma te sale por 90$. Todo un robo.

Finalmente lo dejamos en una zona de límite temporal de 2 horas, y asumimos que tendremos que ir yendo y viniendo a actualizar el pago al cumplir el tiempo, a pesar del contratiempo nos organizamos bastante bien.

Nos bajamos del coche cansados y astiados, queremos encontrar wifi para buscar un restaurante gluten free y no hay manera. De repente Rebeca ve por casualidad el B-Good, una especie de Mcdonald's casero que cría sus propias verduras en el propio techo del restaurante. La verdad es que está todo buenísimo. Ahora sí, ya estamos preparados para patearnos Boston.

Boston es una ciudad de contrastes, preciosa. Tiene su parte pesquera, una parte más autóctona y de legado de los inmigrantes británicos, combina enormes rascacielos con edificios históricos, grandes parques... Se respira una alta calidad de vida, es una gran ciudad que no ha perdido la esencia de pueblo.

Nos acercamos al puerto pesquero, visitamos el Downtown, hacemos parada en la incomparable plaza de los mercados donde los olores, colores y sabores se realzan...

Seguimos por el parque Columbus y llegamos al monumento que rememora el holocausto nazi. Mención a parte merece este lugar. Una roca resume cronológicamente cómo se gesta y desarrolla la 2a guerra mundial y cómo transcurre la barbarie nazi contra los judíos. Justo cuando tu corazón está en un puño, sigues un sendero que atraviesa los campos de concentración nazis con simuladas cámaras de gas de cristal. En el mismo cristal hay escritas frases de familiares o supervivientes del genocidio. Un monumento ligero y fresco visualmente, pero con una carga emocional importantísima.

Seguimos el camino hacia el mítico Boston Garden, el pabellón de los clásicos y afamados Celtics. Está cerrado pero nos permite unas buenas instantáneas.

Regresamos por el City Hall y justo delante hay un concierto al aire libre. Antes de que el grupo comience a tocar hay música de fondo, mientras dos anónimos bailan delante del escenario haciendo las delicias del respetable. Son ritmo puro de raza negra y callejera, de eso no tenemos en Europa.

Seguimos de camino al mítico bar de la serie televisiva Cheers, que nos regala un entrañable viaje al pasado.

En frente está el Church Park, que es a Boston lo que Central Park a NYC o el Golden Gate Park a San Francisco. Es una zona verde de reunión, un lugar social. Campo de beisbol, pistas de tennis, gente haciendo running, encuentros de mascotas... Y a destacar la representación de una obra de teatro, y bajo el escenario todo el mundo con sus sillas, mantas y picnics para disfrutar del momento.

Volvemos por Chinatown pero sigue sin convencerme. Todo sucio y demasiado diferente a lo que yo estoy acostumbrado.

Damos vueltas por varias calles más y cualquier punto de Boston es un entrañable lugar, creativo, elegante y en el que no te importaría vivir.

Cuando las piernas dicen basta, emprendemos el camino de vuelta a casa, otras 4 horas.

Dejamos el Camaro y anulamos el coche para Washington. El cuerpo nos pide disfrutar de NYC a otro ritmo...

Newyorkeando...

Amanecemos tras 5 horas de descanso. El no dormir mucho, las eternas caminatas y el mal comer comienzan a hacer mella, pero no desistimos y seguimos el ritmo imparable: el tiempo apremia.

El momento NYC del día lo vivimos en el metro. Entran 5 tíos de edad avanzada que en España tildaríamos de indigentes. Uno comienza a hacer un speech explicando que van a cantar y bla bla bla... Nos disponemos a ignorarles mirando el mapa cuando de repente sus voces nos obligan a contemplarles. Son cinco artistas no reconocidos que en sólo 2 segundos se ganan a la audiencia, no sólo cantan sino que crean un espectáculo de fuerza y ritmo. En esta ciudad cada esquina puede sorprenderte.

Nuestra primera visita del día es Chinatown. Una vez más mi experiencia con la comunidad china es desagradable. Un barrio sucio, masificado, pestilente... Con chinos que te pisan y ni se disculpan, otros ofreciéndote bolsos falsos llevándote a un rincón y con mafiosas llamadas telefónicas de por medio, fruterías insalubres, patos asados colgados al sol... Definitivamente no me siento nada a gusto con la comunidad china. Dudo que volvamos a cruzar nuestros caminos.

Salimos huyendo y buscando Little Italy. Tras una tremenda caminata bajo el sol llegamos a otro mundo. Un barrio gastronómico y familiar, con un ambiente agradable. Comemos en La Risotteria, un restaurante que sale en el Top 1 de las listas de restaurantes gluten free de NYC. Tienen una amplia gama de comida sin gluten, con unos risottos y un pan casero deliciosos.

Con la barriga inflada nos desplazamos al memorial 11/09, la zona cero en la que se encontraban las míticas Twin Towers (las torres gemelas). Es quizás el acontecimiento histórico que más he vivido, del que más he leído, el que más me llama la atención. Estar ahí sabiendo lo que aconteció es estremecedor: ver las cataratas que emulan las torres invertidas, leer los nombres de los casi 3000 fallecidos, ver el árbol que resistió en la barbarie... Pero sobretodo observar la Freedom Tower y sentir lo que pudo suceder ahí ese día. Incluso conservan unas bigas de las extintas torres. Ha sido una bonita experiencia, pero de las más tristes que se pueden vivir.

Nos vamos directamente a la 5a avenida, la mítica zona comercial de NYC. Nos pateamos más de 40 bloques. Desde Unión Square (menos entrañable que la de San Francisco), hasta Central Park. La tienda Hollyster, la NBA, Abercrombie, Bulgary, Diesel... Todo el mundo quiere estar presente en la Quinta Avenida, y cuanto más lujoso sea el formato mejor.

Llegados a Central Park decidimos, a pesar del cansancio, explorar el parque con bicicleta, así que alquilamos un tándem y nos fusionamos con los miles de deportistas que allí se encuentran. Runners, gente patinando, ciclistas, campos de beisbol: Central Park es La Meca del deporte. Cada rincón del parque es diferente al anterior, y se convierte en un lugar idílico de descanso. Hay grandes estanques, caminos sinuosos, grandes extensiones de césped: es el sitio de NYC en el que no te importaría perderte si vivieses en La City.

Devuelta la bici nos disponemos a vivir nuestra primera experiencia Whole foods. Éstos son unos supermercados orgánicos y sostenibles. Es caro sí, pero es un lujo para el sentido del gusto y de la vista, ya que cuidan mucho los detalles. Tienen una zona gastronómica tipo buffet en la que hay mucha comida sin gluten. Allí coges lo que quieres, lo pesas y te lo comes dentro del mismo super, en unas mesas habilitadas para la ocasión.

Sin más nos vamos a dormir que mañana nos espera Boston!

Black power...

El día amanece pronto, a las 6AM mi cuerpo decide que ya ha dormido suficiente. Tras actualizar mi cuaderno de viaje salimos a nuestro encuentro con Starbucks y la WIFI de Times Square. Una breve conexión con el mundo y pillamos el metro en dirección a Antioch Baptist Church, nuestra experiencia con una misa Gospel. Buscamos en internet la mejor recomendación, y todos coinciden en esta iglesia. Y no nos hemos equivocado.

Describir lo vivido dentro es complicado, pero en ocasiones ha sido algo dificil de olvidar. Podría definirse como una experiencia mística, religiosa, vital, existencial... Lo único que saco en claro es que este país es lo que es gracias a la raza negra y a su forma única de vivir los momentos. Convierten la misa en un espectáculo, en el que se concentran por igual dosis de devoción y de energía, pero energía vital, de la positiva. A través de Jesús cantan, sienten, se vuelcan, bailan, comparten, te transmiten, bromean... Los que me conocen bien saben que no comulgo nada con ciertas ideas, pero ésto va más allá. Una experiencia 100% recomendable que te invita a entrar en lo más profundo del alma neoyorquina y de Harlem, donde ves a la raza negra en su máximo esplendor: con su ritmo y sus voces inigualables.

Volvemos al hotel y nos cambiamos porque después de comer nos espera la mítica Motown.

Una vez más vivimos la dificultad de comer sin gluten en una ciudad que se le presuponía mucho más preparada en este sentido. Decidimos comer en el Shake Shak, una especie de Mcdonald's premium con comida orgánica. Me ponen una hamburguesa sin pan (entre dos hojas de lechuga). Buen esfuerzo pero sigue sin ser lo que uno espera cuando pide gluten free.

Tras abandonar el masificado restaurante nos dirigimos al teatro Louis Fountaine, escenario según la crítica del show de Brodway con el mejor y de mayor nivel cásting de actores en mucho tiempo, lo que a su vez le convierte a priori en quizás el mejor show del mundo, ya que Broadway es La Meca del teatro: la cosa promete. Llegamos pronto al teatro y decidimos hacer tiempo en Times Square mientras conectamos con nuestro mundo. Cuando decidimos volver al teatro lo que presenciamos es inaudito: una cola de gente que no termina nunca. Como la mitad de la cola está en el sol, decidimos esperar a que entren todos y ponernos detrás, pero tras 10 minutos a un ritmo de entrada al local muy alto, la cola no se rebaja. Calculamos que dentro del teatro caben varios miles de personas. Finalmente conseguimos entrar, y el recinto es espectacular. Un teatro muy al estilo del Liceo de Barcelona (salvando las distancias).

Cuando da comienzo el espectáculo y tras un segundo, el cuerpo se estremece y uno ya sabe que va a vivir un momento probablemente irrepetible. Describir el musical en palabras es algo realmente complicado, pero podría decir que es MÁGICO. Fuerza, arte, voces incomparables, calidad musical, melancolía... Motown te transporta a una época en la que la música fue el motor y el sentido de vida.

Cada instante en el musical parece insuperable, pero el siguiente aún te sorprende más. A destacar varios momentos: un duelo musical entre Four Tops y The Temptations (a cual mejor), una brillante puesta en escena del Stop! In the name of love de la maravillosa Diana Ross y The Supremes, un debutante Stevie Wonder que lleva a La Motown a lo más alto... Y cuando tu alma está entregada y crees haberlo visto todo, de repente aparece un niño reencarnado en el mayor artista de todos los tiempos: Michael Jackson. En ese momento y viéndolo actuar, te percatas del talento puro e irrepetible que se congregó en ese pequeño cuerpo. Una voz mágica, un don para el baile, desparpajo y una creatividad sin igual. Y de repente canta ese "I'll be there" que te transporta a tu hermana: GRACIAS.

El pensamiento de esta mañana en la misa Gospel, se ve reforzado si cabe tras el espectáculo de esta tarde. Este país debería tratar mejor a la raza negra, ya que es la que le ha dado lo que hoy es. Es la raza que ha hecho de USA el mejor país del mundo, la que le ha dado el ritmo, la creatividad, la autenticidad... Black power! Sin duda Motown ha sido el mejor espectáculo de nuestras vidas.

Recién salidos del teatro y aún con el corazón en un puño decidimos ir a Central Park. Entramos por el lado oeste y justo en nuestro primer contacto con el parque encontramos el memorial de John Lennon, otro genio más que se fue demasiado pronto. En el lugar se respira algo especial, por lo que Lennon fue, por lo que transmitió, por aquello por lo que luchó y por la manera tan fría de morir y tan ajena a su forma de entender la vida. El lugar tiene una carga emocional muy fuerte.

Seguimos adentrándonos en el parque de tamaño descomunal. Es un bosque enorme en medio de una jungla de asfalto. Un lugar de encuentro, de descanso, de recogimiento, un lugar para hacer deporte lejos de la urbe, para transmitir tu arte: baile, pintura, guitarra... Cada esquina está llena de gigantes árboles, prados, estanques, simpáticas ardillas, calesas y de gente descansando o expresando su arte, viviendo la vida a su manera.

Tras largo rato caminando decidimos que a Central Park debemos volver otro día a hacerlo en bicicleta. Y desviamos nuestra ruta hacia la Quinta Avenida con destino al Rockefeller Center.

Tras hacer la obligada parada en el universo Apple, nos adentramos en la calle de la opulencia, donde la imagen de marca se convierte en una lucha de gigantes. Cada tienda intenta ser más lujosa que la anterior. Todas las tiendas con sus mejores galas para posicionarse en el mundo y para sorprender a la gente. Aunque son tiendas totalmente inaccesibles para el ciudadano de a píe.

Finalmente llegamos al Top of the Rock, uno de los edificios que regala las mejores vistas de NYC. 40 dólares para subir a la terraza de un edificio nos parece desorbitado, pero entendemos que la situación es especial y las vistas también. Mientras subes vas vivendo la historia del edificio desde su creación, todo muy americano, y es que por algo son los número uno a nivel de espectáculos. Antes de coger el ascensor te hacen un simpático foto montaje como si fueses un obrero sentado en la biga a cientos de metros de altura. Pero pagar 30 dólares por la foto ya nos parece innecesario. Nos metemos en un ascensor que sube a la velocidad de la luz, y que tiene el techo transparente para que vivas la sensación de velocidad, algo que los que tenemos aprehensión por las alturas agradecemos lo justo.

Una vez arriba percibo una vez más que no estoy en mi ambiente, me siento frágil y vulnerable y por mi mente sólo pasan gente cayendo al vacío. Trato de relajarme y de disfrutar del momento, aunque visualmente tenga expresión de sufrimiento. Las vistas son impresionantes, ahí es cuando de repente eres consciente de la ciudad en la que estás. Ves la basta extensión de luces, ves varios edificios tocar el cielo, ves colores, parques enormes... Ahí es cuando paradójicamente uno deja de volar, y entiende qué significa Nueva York y porque es la ciudad de las ciudades.

Para cenar nuevamente Shake Shak debido a la falta de opciones. Esta vez mi estómago no me lo permite y me voy a la cama con unas French Fries en el estómago.

Bona nit!

Niagaragueando...

El día de ayer fue largo pero corto de contar. Era el día elegido para ir a visitar las cataratas del Niágara. Un viaje poco recomendable para ir y volver el mismo día: 14 horas de coche por delante. Pero queríamos ver las cataratas e íbamos a hacer el esfuerzo.

Nos fuimos a dormir excesívamente tarde para la hora en que debíamos levantarnos al día siguiente. Debíamos levantarnos a las 5AM, pero a las 4 y poco, tras menos de 5 horas de sueño mi cuerpo ya estaba activo. A eso de las 5:15 abandonábamos el hotel en busca de la oficina de Avis. Tras sufrir dificultades de orientación llegamos al lugar, y tras realizar los trámites pertinentes esperamos fuera a que nos entreguen el coche. Digo el coche por decir algo, ya que lo que nos traen es una máquina lujosa que haría las delicias de cualquier amante del motor o de la ostenticidad. Así que tras confirmar que ese mítico y potente Chevy Camaro va a estar entre mis manos, emprendemos el viaje al Niágara.

El viaje de ida se hace ameno: un par de paradas y nos plantamos en Niágara tras una curiosa experiencia de conducir por NYC y, una vez más, por esas interminables carreteras americanas.

Llegamos a Niágara y vamos directos a comer. Una Caprese bastante conseguida y unos Spaguetis a La Carbonara que dejaban mucho que desear. Y ahora sí, nos dirigimos a la zona de las cataratas.

Al llegar se ve todo explotado para el turista, lo cual entra dentro de lo lógico. Casinos, hoteles, restaurantes... La diversión en Niágara está garantizada.

Aparcamos en una zona gratuíta y caminamos siguiendo el enorme cauce del río. A medida que avanzas el río coge fuerza y los rápidos se acrecentan, síntoma inequívoco de que nos acercamos a las cataratas.

Poco a poco la tierra se va abriendo ante tus ojos y al llegar al precipio un espectáculo dantesco se posa ante tu mirada.

Una garganta se abre profunda en la tierra creando unos enormes precipicios, por los que caen millones de litros de agua por segundo. Creando una lluvia impresionante.

Vemos las cataratas desde todos los ángulos y hacemos 1000 instantáneas. Es impresionante la fuerza que puede tener la naturaleza.

La atracción que nadie se puede perder es el "Maid of the Mist", un barco que te acerca al píe de las cataratas. Poquito a poco te va adentrando en la garganta, y progresivamente vas experimentando la fuerza que tiene el agua al caer. El aire va creciendo a medida que te acercas, la fina lluvia se convierte en una lluvia torrencial, las corrientes marinas se acrecentan... Hay un momento en el que estás ahí abajo y el paisaje es insuperable. Ves el precipicio con sus salvajes caídas de agua, ves una frondosa ladera de la montaña con centenares de pájaros anidando... Por un momento parece que abandonas La Tierra para adentrarte en Pandora. Una experiencia increíble.

Salimos de ahí empapados pero satisfechos. Y mientras nos secamos sucede la anécdota del día. Cruzamos el puente al lado canadiense y al llegar a la otra esquina nos damos cuenta de que vamos indocumentados, tenemos los pasaportes en el coche. Por un breve espacio de tiempo somos ciudadanos indocumentados entre dos países. Tras contárselo al Carl Winslow de turno y de transmitirnos el tono peliculero que tanto les gusta, nos readmite en el país.

Antes de volver exploramos algún otro sitio que nos ofrece nuevas perspectivas de la zona, y nos disponemos a volver.

El camino de vuelta se convierte en un infierno al que no le voy a dedicar mucho rato. La combinación de cansancio con carreteras sin iluminación y lluvias torrenciales durante todo el camino, nos hicieron sufrir mucho más de lo deseado.

23 horas después de haber salido del hotel volvemos a la cama.

Con los nativos...

Amanece el día pronto, pero nos forzamos a seguir durmiendo en nuestra lucha contra el jet lag. Lo logramos a trozos. A eso de las 9 y pico nos disponemos a salir a desayunar. Nuevamente buscamos por internet sin éxito. Mi salvación es el Hot Chocolate del Starbuks. A mi pregunta de si tienen algo para comer sin glutén vuelve a reinar el desconocimiento. Los veo poco preparados y concienciados en este sentido.

Con un poco de líquido con cacao en el cuerpo nos disponemos a volver al hotel al encuentro con Laia, Ramón y Mariona que nos van a acompañar por "The city" en el día de hoy. Todo un lujo poder contar con tan buena gente como ellos y además, autóctonos ya de la zona y muy buenos conocedores del entorno.

Nos dejan varias guías que aparcamos en el hotel, y tras comprar un adaptador y unas galletas gluten free, emprendemos el camino.

Empezamos la aventura en la estación de Gran Central, que nada tiene que ver con ninguna estación de tren europea. Con un aire muy clásico y esplendorosa, se torna en foco de nuestras cámaras.

Justo antes de entrar en la estación Nueva York nos regala una panorámica majestuosa del edificio Chrisler. Brutal obra arquitectónica y una de las imágenes de NYC.

Al salir del metro aparecemos en otro mundo. Escapamos del bullicio y la "locura" de Times Square y aparecemos en una postal.

Frente a nosotros el Music Hall y a la izquiera asoma el mítico Puente de Brooklyn que está en plenas obras (también Times Square y el Battety Park), pero eso no impide captar su esencia y majestuosidad.

Disfrutamos del paseo y de lo que poco a poco el puente nos va regalando. No sabemos hacia dónde orientar los flashes. La imagen de la bahía de Brooklyn y su Watch Tower, propiedad de los Opus Dei. A la izquierda el puente de Manhattan con sus dos niveles, también emblema de muchísimas películas. Y a nuestra derecha poco a poco va asomando el Skyline que tanto hemos podido contemplar en la gran pantalla. Uno tiene la sensación de haber estado ahí antes, son imágenes que forman parte de nuestra vida. No obstante, eso no impide que te dejen boquiabierto. Describir Nueva York es imposible, pero creo que es algo parecido a la ciudad de las ciudades, parece que existe Nueva York, y a partir de ahí todo es venido a menos. Unas tendrán unas cosas, otras tendrán otras, pero NYC lo tiene todo.

A medida que nos acercamos al otro lado del puente Nueva York se abre ante nosotros. A lo lejos Ellis Island y su archiconocida Estatua De La Libertad. Entre el mar y el Financial District divisamos el Battery Park, desde donde parten todos los ferris y muy cerca de los tours de helicópteros que ofrecen una panorámica de la ciudad a vista de pájaro. La Freedom Tower es impresionante, pero mi mente no olvida las Torres Gemelas, llevo esa história grabada en lo más profundo de mi alma. Más a la derecha de esa panorámica se divisa nuevamente el Chrysler y su vecino más famoso, el peliculero Empire State Building.

En Nueva York puedes estar caminando horas sin casi avanzar, debido a sus gigantes distancias. El calor sigue agotando y decidimos que es la hora de parar a comer. Comemos en Brooklyn, en el Superfine.

De ahí sigue nuestra caminata por el Brooklyn Bridge Park, donde Mariona busca ansiosamente los Sprinklers. Incluso hay piscinas públicas y gratuítas, y zonas para rellenar botellas de agua, cualquier cosa es poca para evitar los golpes de calor.

Paramos en un parque lleno de juguetes puestos por la ciudad para los niños, da gusto. Mariona y su pañal absorven todo el agua de Nueva York, y mientras ella disfruta nosotros nos refrescamos.

Tras abandonar el parque y dar un breve paseo por Brooklyn Heights, un barrio bastante exclusivo donde están las casas "of Laia's dreams", nuestros caminos se separan.

Aprovecho aquí para daros las gracias por la atención y por hacernos sentir como en casa. Formáis una familia preciosa. Con gente como vosotros cualquier ciudad se vuelve mejor. Mariona está preciosa, con su inglés perfecto y deborando galletas gluten free.

Nuestro siguiente punto es el Financial District. Nos dirigimos hacia el mar y cogemos el ferri a Staten Island, no sin antes tomar un par de granizados que nos refresquen. La imagen de la estatua de la libertad impone, es el emblema de un país hecho a base de trabajo y en el que se lucha por la libertad, aunque no siempre se consiga. Pisamos Staten Island y volvemos.

Al llegar nuevamente a Manhattan bordeamos un Battery Park totalmente levantado por las obras. Poco se puede disfrutar.

Seguimos nuestro paseo por Wall Street y nos hacemos la foto de rigor con el toro. Muchos años después y muchos kilómetros más allá de Frankfurt, repetimos instantánea.

Seguimos hacía la zona cero y su Freedom Tower. Al llegar encontramos cerrado el memorial del 11/09, al que volveremos. Aún y así se pueden leer placas conmemorativas, ver imágenes... Me quedo observando el enorme hueco dejado por las dos torres y el espacio que la Freedom Tower intenta llenar sin conseguirlo. Se me encoge el corazón, me quedó ahí plantado, frente a lo que hoy es nada pero que en su día fue el símbolo de la America más potente, para durante muchos minutos convertirse en el peor infierno imaginable. Resto en silencio. Observo. Y de repente por primera vez comienza a llover. Será que el cielo llora también?

Las gotas se tornan en una torrencial pero fugaz lluvia de verano de la que todo el mundo se protege.

Aprovechando la lluvia entramos en Century 21 outlets, pero dejan mucho que desear. Precios desorbitados para moda hortera.

Finalmente decidimos ir a cenar. Bajamos en Little Italy, y vamos a la pizzeria Kesté. Comemos pizza típica napolitana en un entorno totalmente italiano. Los italianos nazcan donde nazcan y estén donde estén, nunca dejan de ser italianos.

La pizza estaba riquísima, y tras un breve paseo por el pintoresco barrio, regresamos al hotel.

Mañana más!

Aterrizando...

El primer día comienza pronto, una vez más mi actividad cerebral me traiciona y poco después de las 4AM ya estoy preparado para iniciar mi viaje. Tras ultimar unos detalles protocolarios de preparación de maleta, nos disponemos a salir de casa a las 7:30AM.

El avión y su tripulación son de gran nivel, muy alejado de lo que a uno le tienen acostumbrado en pseudo compañías como Vueling o Ryanair. En Delta tenemos buen servicio, comida especial para celíacos (avisada la compañía sólo un día antes) y una pantalla individual con música, videoclips, videojuegos e infinidad de películas. Empecé dos películas que no acabé hasta que finalmente me decanté por un clásico que no había visto: A quién ama Gilbert Grape. Impresionante Di Caprio, como es costumbre en todos y cada uno de sus personajes.

Y por fin aterrizamos. Tras una larga cola en inmigración junto a Jesús Mariñas (sí sí, el de Carmele...), y tras un "enjoy your days y felis navidat" del guardia de inmigración que se parecía a Carl Winslow, finalmente: Welcome back to the USA!

Y por fin pisamos suelo americano tras casi 8 horas de vuelo... La sensación es la de siempre, la de estar en un sitio especial en el que te sientes más integrado que en tu propio país.

La gente es amable y auténtica, es una eterna película. Tratan de mostrarse siempre felices. Te ayudan con el mapa sin preguntarles, hablan y ríen en voz alta... En España todos iríamos hundidos en nuestro móvil, nuestro libro o nuestros pensamientos. Somos más individualistas.

Tras el Air Train y el metro, de repente salimos en la calle 43, cerca de nuestro hotel en Times Square. Nos orientamos como podemos y poco a poco vamos avanzando números. Los neones se asoman progresivamente y de repente, tras una esquina, aparece uno de los espectáculos más grotescos e inigualables que podré visionar nunca: Times Square.

Millones de luces, pantallas eternas, cámaras que te convierten en protagonista de una película inesperada, miles de focos, ríos de gente, tiendas por doquier, coches, ruído, teatro, publicidad, sueños al alcance de la mano... Todo ésto y mucho más es Times Square. Un sitio retratado en cientos de películas y probablemente el centro neurálgico más imponente del mundo.

Tras un breve shock llegamos al hotel, que está junto a la mítica plaza. El hotel está bastante bien, AC, habitación grande y cama kilométrica. La tentación de caer en la cama es grande, porque aunque nuestro reloj de mano marca las 4PM, el biológico es consciente de que son las 10PM. Aún y así nos lanzamos a las calles.

Ésta vez nos dejamos absorver por Times Square. Impresiona saber que aquí ya había luces de neón en los años 20. Desde su "descubrimiento" y su contacto con el mundo europeo, siempre han sido un país que va por delante.

Intentamos comprar un adaptador americano en un Pakistaní... El cargador está etiquetado en 50$, pero él nos dice "amablemente" que cuesta 30$ y segundos después lo baja a 25$. Le decimos que vamos a dar una vuelta y que luego volvemos y nos responde con un: Don't come back! Un tío muy majo...

Poco a poco nos dejamos absorver por las tiendas de Times Square: el enorme Toys'r'us con su noria en el interior, la tienda Ralph Lauren con una gigante bandera americana hecha con polos doblados, mi archienemigo Foot Locker, la tienda de 4 plantas de Forever 21, la tienda del chocolate, el M&M's Wolrd como el que vimos en Las Vegas... El ambiente es increíble. Una estación de policia en el centro que parece una atracción turística más, un tipo fornido en slips tocando la guitarra para ganarse unos dólares, una grada para sentarse y colas y colas enormes para comprar tickets teatrales de última hora con grandes descuentos, o para salir retratado en una pantalla de tamaño descomunal que bien quisiera yo tener en el comedor de mi casa.

Tras dejar atrás Times Square nos adentramos en Bradway... Nos pateamos la calle de punta a punta. El calor es sofocante y tenemos que comprar agua en cada esquina. Vemos teatros y más teatros con los mejores espectáculos del mundo en su interior, cientos de tiendas de souvenirs frecuentadas todas por Pakistaníes montados en el dólar, restaurantes de mil y un formatos y tipos...

A lo largo y ancho de Broadway encontramos un carril convertido en terraza de verano, con sillas para los ciudadanos y turistas. Muy peculiar en medio de la gran urbe.

Llegamos a Macy's, un lugar de precio prohibitivo. Y cruzando con la Sexta Avenida decidimos volver y buscar un lugar para cenar ya que el cansancio apremia.

Ahí nos llevamos la primera gran decepción: nuestro eterno comodín Mcdonald's que tan bien trabaja el Gluten Free en España, no sigue ese camino en US.

Tras mirar en varios sitios in situ, sin batería casi en el móvil, cansados, sin mapa y acalorados, estamos a punto de tirar la toalla y asumir que no vamos a poder cenar. Finalmente conseguimos localizar un italiano: Tony's Di Napoli. El único italiano del mundo que no hace pizzas... Pero está todo muy bueno. Una ensalada César y una pasta picante que nos saben a gran recompensa. El precio algo elevado.

Tras ésto se acaban las pilas y nos vamos a dormir, que al día siguiente nos espera una intensa jornada.

Despidiéndome...

Nuevamente una maleta, despedidas, sonrisas que te piden que no te vayas y un corazón que una vez más se queda en tierra. Cuándo volveré? Sensación de ahogo, desánimo, asfixia... Me detengo dos minutos, cojo aire... Y a seguir andando el camino!

Recordando...

¿Cuánto tiempo ha pasado ya? Cuánto hace desde que yo fui una de esas caras que luchaba por sobrevivir...

Desconozco el espacio temporal, nunca he servido para eso, vivo el hoy y el tiempo no es importante para mí. Sin embargo sí que lo son las sensaciones.

No olvido esos momentos, porque hoy soy lo que soy gracias a ellos, gracias a las dificultades, gracias a la gente que cogió mi mano con fuerza sin importar el tiempo ni el espacio. 

Recuerdo los olores a quimioterapia, recuerdo el color blanco y azul de un edificio que me horrorizaba (aunque me salvó la vida), recuerdo las enfermeras que con mucho tacto trataban de esbozarnos siempre una sonrisa. Recuerdo esos eternos pijamas que nos hacían ser a todos del mismo equipo. Recuerdo el olor a "comida", y recuerdo que siempre te apetecía lo que ese día no te apetecía. Recuerdo las decenas de viajes al hospital, los cientos de horas de espera... Recuerdo los juguetes, la biblioteca, los payasos, las visitas de tus ídolos no coincidentes...

Pero sobretodo recuerdo la fuerza de una madre, la lágrima escondida de una hermana, la paciencia despistada de un padre. Y recuerdo que solamente soñaba con estar fuera de esas 4 paredes y volver a ver el sol, tan simple y tan complicado como eso.

Gran iniciativa la de Macaco, disfrutad del vídeo. Y sobretodo, nunca olvidéis vuestro pasado, es vuestra esencia...

http://www.youtube.com/watch?v=8WATgU5PduE&feature=youtu.be

Despegando...

Una vez más la vida me arrastra a estas líneas, tras muchísimo tiempo sí, pero con la misma ilusión de siempre.

¿Qué ha sido de mi vida? Pues desde la última vez ha habido un tornado que ha removido todo o mucho de lo que era hace ya casi 10 meses cuando aparecía por última vez por estos lares...

Ahora vivo en Madrid, como un español más. Una decisión dificil pero creo que acertada, el tiempo lo dirá, pero a día de hoy no me arrepiento. He perdido mucho, muchísimo. Me he alejado de mi hogar, de mi gente, siento lejos el calor de los que me apoyan, y siento el aliento de la soledad que cada día me espera al llegar a casa. Y a ésto hay que unirle que cada día que pasa es una sonrisa de mi sobrina que me pierdo, y eso a ciertas edades, es algo que duele por lo trascendental del momento.

Sin embargo estoy creciendo, me estoy haciendo más fuerte. 

La celiaquía es hoy una realidad en mi vida, pero con voluntad y buenos hábitos se ha convertido más en una oportunidad que en un problema. El running vuelve a asomarse con más fuerza que nunca, y los músculos comienzan a responder, quien sabe si el balón me volverá a reclamar. A nivel laboral ya no soy sangre azul, pero vivo el momento de mayor reconocimiento desde que comencé mi andadura empresarial. Me siento escuchado y valorado, tengo proyectos, aspiraciones que ven la luz al final del túnel, y sobretodo he abandonado las imprecisiones de una empresa que a pesar de llevarla en el corazón, está en el momento menos álgido de toda su historia.

Aquí en Madrid estoy recuperándome a mi mismo, estoy recuperando la sensibilidad, el apreciar los pequeños momentos, los detalles... Supongo que la soledad es lo que tiene... Sin embargo os echo mucho de menos a todos y estoy deseando volver, pero cada cosa a su tiempo.

Me pierdo una y otra en canciones que me desgarran, e aquí una obra de arte que entre acordes y palabras bellas, hace levitar mi corazón...

Os la dedico, os quiero ;)

http://www.youtube.com/watch?v=nRVbu69f1rI

Agradeciendo...

Agradeciendo...

Llegó, una vez más, el momento de recapitular. Dejar que ese libro escrito durante todo el año vuelva hacía atrás, y leer y releer todas esas líneas para, sentirte orgulloso de lo que hecho, o en su defecto, enderezar el trazo.

Ha sido un año en el que me he prodigado por el blog menos de lo que acostumbraba, o bien porque era feliz, o porque quizás he aprendido a tragarme las cosas y no tener que vomitarlas en unas tristes líneas (o simplemente por falta de tiempo).

En estas fechas tan señaladas me gustaría decir dos cosas:

-          Lo siento. Siento en ocasiones no haber estado a la altura, no haber sabido transmitir eso que sentía, o no haber luchado por cambiar mi vida, mi mundo y tu mundo. Siento no haber sido lo que esperabas.

-          Y gracias. Gracias por haberme hecho reír, llorar, aprender, gracias por en ocasiones haberme llevado la contraría y haberme hecho ver que no tenía la razón (¿esto se ha dado pocas veces no?). Gracias a todos los que habéis estado ahí incondicionalmente, a los que habéis estado intermitentemente. Gracias a los que habéis llegado, y a los que os habéis ido después de tantos años también gracias, por eso, por tantos años.

Hoy volveré a escribir mis propósitos, de los cuales puedo decir que el año pasado conseguí cambiar muchas cosas (venidas a menos en los últimos momentos del año).

Ha sido un año difícil para el mundo en general. Creo sinceramente que la esencia humana no va a cambiar, somos socialmente como somos, y como no me veo capaz de cambiar el mundo, me dedicaré a mi mundo. Así que:

-          Gracias a Rebeca por aguantarme cada día, con mis idas y venidas, con mis cambios de humor y mi personalidad arrolladora y, en ocasiones, intolerante. Reconozco que con los años me he vuelto menos pudoroso con y para las tonterías, y que en ocasiones eso me hace rozar la intransigencia. Gracias por dedicar tanto tiempo en hacer que para mí todo sea un poco mejor. Siento no tener ese nivel de detallismo pero veo lo que haces cada día, créeme. Gracias por quererme así y por ser tan generosa. Y espero que este año queden atrás alergias, accidentes y demás cosas que te complican el día a día. Me tienes para lo que necesites.

-          Gracias a Adriana, por nacer, por existir, por esa sonrisa dulce y pilla, por descubrir el mundo y por dejarnos descubrirlo con ella. Gracias por hacer de éste el mejor año de nuestras vidas. Eres nuestro cielo.

-          Gracias a mi hermana (y a su fiel escudero David), por estar ahí sin concesión, por preocuparte por mí, por aconsejarme, por ser tan parecida a mí, por quererme tanto. Gracias por ese video y ese texto en mi boda que me hicieron sentir alguien especial, como si realmente lo fuese. Eres vital para mí, y nunca dejaré que nuestros caminos se bifurquen. ¡Vaya despedida cuñao! (gracias por la dedicación, eso no se olvida), eres alguien muy especial, y ojalá mi sobrina se parezca mucho a ti. No digo al Pumuki que llevas fuera, sino al Juan Pablo II que llevas dentro ;) Por fuera se parece a su madre y a su tío, aunque te pese, jajaja…

-          Gracias a mi madre, por eso, por ser mi madre, con todo lo que eso conlleva. Gracias por aguantar la descarga de mis malhumores, gracias por ser tan pesada (si no lo fueses me dolería), y gracias por toda una vida dedicada a nosotros, siempre con una sonrisa. Te quiero, aunque no te lo diga mucho.

-          Gracias a mi padre, por estar en la distancia. Por darme las bases de lo que soy hoy. Por cada carta y cada e-mail (muchos no leídos, prometo mejorarlo), pero que con solo recibirlos me recuerda que estás ahí, en la distancia, pero acordándote de nosotros.

-          Gracias a mi familia política, por hacerme un hueco en vuestro techo y en vuestras vidas, y por todo el tiempo que dedicáis en vuestra hija, y colateralmente, en mí. Éste año debe ser el año en el que el barco abandone la orilla y comience a navegar a toda vela, seguro que lo lográis.

-          Gracias a mi prima por estar siempre a pesar de vernos menos, y por seguir ahí con el paso de los años. Éste es tu año prima, no me lo pierdo por nada del mundo. Y gracias a mi primo José por haber dedicado parte de su tiempo en hacer de mi momento, algo más especial (te debo una, tú ya me entiendes ;p)

-          Gracias a mi fiel familia (tata, tío Paco, tía Carmen, Sergio, Arnau, Albert, Marc, Joan)… Gracias por estar ahí siempre, sin preguntar, simplemente estando. ¡Sois muy grandes!

-          Gracias a Marc por pasar de ser el novio raro de una amiga de Rebeca, a convertirte en mi  amigo. Eres un tío grande, con el que coincidiré mucho en unas cosas y poco en otras, pero sé que siempre siempre podremos discutirlo. Mucha suerte en este nuevo año. Y a Sonia, Laia y Queca por convertirse ya en nuestra familia.

-          Gracias a Sandra por ser como eres, una persona con la que todas las palabras se quedarían cortas. Eres de esas pocas amistades que se encuentran por casualidad, y que con poco tiempo parece que lleves toda una vida. Has estado ahí en cada momento del año, sin quejarte, sin preguntar, simplemente acompañándome. Muchos días y noches trabajando codo a codo, gracias por todo. Éste tiene que ser tu año, en todos los aspectos. Cuenta conmigo para ello.

-          Gracias a Montse, por ser la persona que siempre me hubiese gustado ser. Eres mejor que los demás, por muchos aspectos. Gracias por hacernos sentir como en casa y por, como Sandra, estar siempre ahí al pie del cañón con una sonrisa. Sean cuales sean las circunstancias. Mis mejores deseos también para ti en este nuevo año. Si nos necesitas ya sabes dónde encontrarnos.

-          Gracias a Mónica, Alfredo, Sonia y Jordi por las tardes en familia, entre risas, sin preocupaciones. Gracias por la Wii, los juegos de mesa y las tertulias (gracias a Less Walesa y a los piques hombres contra mujeres). Y gracias también a los conejos (incluso a los desaparecidos), a las tortugas, las iguanas (DEP), el cerdo vietnamita, los pokemon, las serpientes, el Tosco, la Pam, la Sora… y al gato abandonado de Sant Pere de Rodes (aun no lo he olvidado).

-          Y aunque no lo leerán gracias a mis compis de trabajo, y sobretodo a mi equipo, por luchar cada día para ser los mejores.

-          Gracias a mis tíos del Prat y a mi prima Mireia, por a pesar de vernos tan poco, no dudar en compartir conmigo días importantes.

-          A  Javi y Maribel, por esa felicidad inconmensurable, que en breve crecerá. A ti Javi sin comentarios tu esfuerzo en la despedida, eres un tío muy grande (força penya).

-          A mis Starfriends en la distancia: Carole, Ward, Paco, Collin y Luc, gracias por estar sin estar.

-          A mi familia malagueña, por ser la esencia de mis raíces.

-          Al Victor, al Rubén y al Juanjo, por querer seguir estando, a pesar del paso del tiempo.

-          Y último pero no menos importante, gracias a mis eternos amigos de Tenerife (los chicharreros). Sois la gente más especial del mundo viviendo en la mejor tierra del mundo. Os quiero. Aganeye, Aiman, Maite, Joan, Dario, Kike, Dario, Lore, Vero, Silvia, Semi… ¡No cambiéis!

GRACIAS A TODOS  de corazón,  os deseo lo mejor para este nuevo año…

Genuínamente...

Supongo que con los años, con el paso del tiempo, sabremos y aprenderemos a reconocer los genios.

Seguramente fue difícil que quien convivió con Einstein o con Leonardo Da Vinci, llegasen a catalogarlos como genios en su existencia... Sí debían ser seres especiales, diferentes... Pero supongo que solamente el tiempo los acaba definiendo o etiquetando como un verdadero genio.

Hoy creo que ha muerto un genio, por muchísimas razones. Por crear no solo un imperio, sino una forma de vida. Iphone, Ipod, Ipad, Mac, Pixar... Hoy en día su estilo domina el mundo, Apple ya es la empresa que más ingresos genera del mundo, por encima de las petroleras.

Pero por encima aun de eso lo que hace eterno y genio a Steve Jobs es su trayectoria. Un genio adoptado que no cursa carrera universitaria y que eso no le impide dar forma a sus sueños. Un genio al que echan de su propia creación (Apple) y tiene que reinventarse, así nace Pixar.

Pero sobretodo es un genio porque a pesar de todo esto, se seguía considerando un tipo más... Un elegido que donde otros veían amenazas, él veía oportunidades...

Estoy seguro que el tiempo le dará el reconocimiento que merece, quizás el del genio más importante de la era moderna, al nivel de los Einstein, Pasteur, Darwin y otros grandes de la historia...

Las próximas generaciones no sabrán quien es Steve Jobs, pero seguro que en algun lugar de su vida, esta persona ocupa un lugar muy importante.

Deletiaos con su discurso en Stamford.

DEP genio.

 

Americaneando...

Hay tantos momentos en los que te pienso, te recuerdo... Tu presencia me indaga y no puedo cesar de viajar por ti, por tus calles, por tus peculiaridades, por tu magnificiencia y tus imprefecciones.

Creo que el nuevo continente me robó el alma por entre sus anchas calles y sus interminables parajes, por su falsa autenticidad y por su necesidad de dejar huella en el prójimo.

Sueño con volver a USA, perderme nuevamente en sus eternas carreteras y sus impersonales ciudades, dejar en casa el apellido y no recordar mi nombre, simplemente existir y dejarme arrastrar.

Sigo oliendo el sabor de las olas californianas y su música la llevaré para siempre impregnada en los más profundo de mi alma.

¡Qué grande es USA!

 

Ahogándome...

Hay momentos en la vida en los que no se es, simplemente se está. Yo hoy no soy, o cuando menos, no siento que sea, simplemente estoy.

En momentos como este sientes que un día podrías levantarte y arrancar de cuajo las hojas del calendario, y nada cambiaría. Podrías arrancar las manillas del reloj sintiendo que nada mejora ni empeora.

La vorágine del día a día te arrastra, sin tiempo de mirar atrás o adelante, y lo que es más triste, sin tiempo de mirar al lado para observar y saborear el momento que estás viviendo.

El trabajo se amontona, y lo peor es que el horizonte en el mismo se vislumbra incierto, sin un camino claro por el que transitar.

Agradezco a todos los que en mis peores momentos de rutina, en los que mi alma deja de ser lo que era, y en el que mi humor pierde lugar en favor de la desgana y el desánimo, gracias a todos los que estáis ahí aguantando mis malos momentos.

Me sostengo viajando nuevamente al pasado, a viejos olores y colores, vuelvo a perderme por el nuevo continente americano que nos animó a soñar, me pierdo por Venecia y París una y mil veces (y siempre habría una más). Recuerdo todo lo que me ha hecho ser lo que soy, lo que me ha endurecido y lo que me ha hecho feliz, no reniego de nada.

En momentos en los que no hay ni tiempo ni para coger aire, hay que buscar el oxigeno en el cerebro. 

Vuelo con esta canción, y a los que leáis esto, os invito a volar conmigo...

Post visita

Resumir este viaje en palabras es complicado, por lo extenso y por lo especial del mismo.

Es una odisea de contrastes, de cosas idénticas y opuestas a lo conocido.

El sueño americano de las películas ha estado presente a cada paso, en cada lugar. 

El americano es americano, para lo bueno y para lo malo. Y mueren fieles a ese pensamiento y con bandera en mano.

Recorrer este país es todo un lujo, perderte por sus llanuras, atravesar sus eternas carreteras y maravillarte con sus múltiples paisajes es algo que te marca.

Como todo en la vida cambiaría cosas del viaje, pero los errores forman parte de la aventura, y lo tornan más auténtico si cabe.

USA es un lugar para perderte un millón de veces, y seguramente siempre te quedaría una cosa más por conocer, por descubrir.

Yo me quedo con la sonrisa de la gente hacia el turista, con la obesidad, con las propinas, con su inmensidad de paisajes, con lo enigmático de cada lugar, me quedo con la opulencia de Beverly Hills y con los indigentes.

Me quedo con lo bueno y lo malo, porque un país es grande por sus puntos fuertes, y esa inmensidad se torna pequeña al contemplar sus defectos. Por eso este país es capaz de lo mejor y de lo peor.

Para la eternidad la fría y peculiar San Francisco, el paradisíaco e inesperado Lago Tahoe, el inmenso Yosemite, la desinhibida y espectacular Las Vegas, el pequeño gran Canyonlands, el peculiar Monument Valley, el maravilloso Gran Cañón, la peliculera Los Ángeles y el sueño americano hecho ciudad, San Diego.

Un pequeño trozo de cada uno de estos lugares, y sus 5000 km de recorrido, formarán para siempre, parte de nuestra historia.

See you soon!

Día 18 - San Diego III

Ayer fue nuestro último día en tierras americanas. Como lo que no hubiésemos visto ya, era un poco tarde para verlo, decidimos tomárnoslo con un poco de calma.

A primera hora hicimos una visita fugaz al Premium Outlets Las Americas, fronterizo con México. 

Después fuimos a la Jolla, una zona playera de San Diego y en la que nos recomendaron que se comía bien.

Tras equivocarnos de lugar y dar una vuelta por la zona residencial, dicho sea de paso con unas casas descomunales, llegamos a la zona más turística de La Jolla.

El sol rajaba las piedras, así que tras encontrar un "sitiazo" para dejar el coche, fuimos a la playa por primera vez desde que estamos aquí.

La playa estaba superpoblada, pero como con una esquina teníamos más que de sobras, nos acomodamos en un rincón. Muchísimos surfistas se encontraban en la zona, como sucede a lo largo y ancho de California. En esta playa además se daban cita muchos aprendices de kayac.

Tras un par de remojones y de tomar el sol un buen rato fuimos a comer.

Encontramos un restaurante llamado Osteria Romántica, y en cuya puerta rezaba el cartel "cucina italiana" (la carta tambiên estaba en italiano), y nuestra experiencia americana nos decía que este era un buen restaurante.

No nos equivocamos. Comimos muy bien. Una ensalada de espinacas de primero, Y de segundo pasta y rissotto.

Todo muy bueno y a un precio más que asequible, al cambio 25 euros. Y rellenándote la cocacola y el agua en todo momento.

De postre un helado del típico camión de helados de toda la vida. Una pantera rosa y una tortuga ninja, costaba 7 dólares pero solamente teníamos 5 en cash y nos dijeron que ya estaba bien. Estos Maricarmen...

Tras darle dos lametones se me cayó el mío, me sentí como el típico niño marginado del cole. Pero se me pasó rápido. Casi nos meamos de la risa.

Tras este incidente volvimos al hotel y bajamos a la piscina. Hicimos una mini siesta bajo la música de la réplica de Bruce Springsteen, tengo que reconocer que cantaba muy bien a pesar de no ser santo de mi devoción.

Tras este bañito que nos vino genial, nos duchamos y fuimos cenar por última vez en USA. Volvimos al hawaiano a comer pizza. Previamente dimos un largo paseo por el Sea Port, en el cual había un portaviones de la marina americana de un tamaño descomunal.

Tras dar una vuelta por las tiendas artesanas de la zona. Volvimos sl hotel.

Gran recuerdo de San Diego. Una ciudad que auna lo mejor de Estados Unidos y de Europa.

Día 17 - San Diego II

Hoy hemos ido a primera hora al aeropuerto para ampliar el plazo del coche hasta el día 5.

Una vez conseguido esto hemos ido a la isla de Coronado. Una muy bonita zona de San Diego, muy al estilo de la Lido veneciana. Casas lujosas, grandes jardines y zonas verdes, paseos marítimos, tiendas y mucho turismo.

Tras esta visita hemos decidido ir al zoo, el de San Diego es quizás el más famoso de USA. Muchos nos enteramos de que SD tenía zoo gracias a la película de dibujos Madagascar. Aunque lo cierto es que es mucho más que eso.

Solamente por su extensión ya se aprecia que no es un zoo común. El de SD es un zoo que lucha por preservar las especies en más de 40 países.

Se caracteriza por ser uno de los pocos zoos del mundo en el que han podido criar pandas en cautividad, y son preciosos. No menos impresionante es contemplar los osos polares, tan imponentes como grandes.

Tigres, leones, osos, jaguares, hienas, hipopotamos, elefantes, gorilas, macacos, lemures... Los que me conocéis bien sabéis lo que he podido disfrutar con esto. Ni siquiera hemos comido.

A media tarde hemos tomado un batido en Ruby's, la típica hamburguesería americana.

Después hemos dado un paseo por Pacific Beach, una playa surfera al más puro estilo hawaiano. Cientos de surfistas esperando las mejores olas, gente corriendo, en bici y en patines por el paseo marítimo. Mucha gente chic en una terraza de un bar de copas que da al mar. Un muelle de madera de las que tantas veces hemos visto en las películas.

Lástima que a última hora se ha levantado frío, porque durante todo el día ha hecho un sol de escándalo.

Posteriormente nos hemos ido a duchar al hotel antes de ir a cenar. Y  la cena ha sido en un sitio (Nick's on the beach), en el que hemos caído de rebote, y que desde hoy recomendaré a todo el que pise estas tierras. Para mí un solomillo buenísimo, y para Rebeca una pasta  en su punto. Excelente. 

Y ya a dormir. Mañana último día en USA...

Día 16 - San Diego

Ayer fue un día mucho más tranquilo de lo que solemos tener.

Por la mañana fuimos hacia San Diego, unas dos horas de trayecto.

Por el camino paramos en un outlet para acabar de comprar alguna cosa, y de paso aprovechamos para comer y así llegamos a San Diego completitos.

Comimos en Ruby's, una cadena de hamburgueserías muy curiosa que hay aquí en USA. Rememora los años 60/70, es la típica hamburguesería que hemos visto en Grease o Regreso al Futuro. Con camareras luciendo un mini vestido a rayas blancas y rojas, una visera y delantal, asientos de piel brillante y roja, un coche sesentero en medio de la cafetería... Y unos batidos de vicio. 

La carne estaba muy buena, y en todos los restaurantes que hemos ido (lujosos o no), si no te has acabado la comida te dan un carton y te la llevas a casa. Y remarcar que no es necesario pedir tap water, con decir water ya te traen agua y no te la cobran. 

Llegamos a San Diego: hotel Hillton. El hotel es espectacular, una piscina enorme, una habitación también inmensa y con vistas a la playa. El complejo me recuerda al de Salvados por la Campana, cuando se van a la playa con León Carosi (qué peliculero que estoy últimamente).

Decidimos ir a la piscina del hotel a relajar un poco, y luego a la playa. Hay acceso directo desde el hotel. En la playa hay mil actividades, y mucha gente haciendo barbacoas.

No tardamos mucho en irnos porque hace viento. En San Francisco hacía frío (pero frío frío), en Las Vegas el peor calor que he sufrido nunca, y en Los Ángeles y San Diego se está muy bien al sol pero en la sombra hace frío. Como mi clima canario nada.

Nos duchamos y nos vamos a cenar al puerto de San Diego. Os adelanto ya que lo que Los Ángeles tiene de mítico, San Diego lo tiene de bello. Zonas residenciales, el puerto con carruajes al estilo cenicienta, mejores restaurantes... Todo esta más cuidado y menos masificado.

Cenamos en un restaurante Hawaiano, estilo surfero y hecho de madera. Nos pedimos una pizza tamaño mini tabla de surf, y estaba buenísima. El camarero muy simpático, un ex de L.A. que se vino a San Diego huyendo de las aglomeraciones angelinas.

Damos un último paseo por las tiendas de souvenirs de la zona y nos vamos a dormir.

Hoy veremos San Diego a fondo...

Día 15 - Los Ángeles III

Ayer vivimos un día plenamente californiano! Por la mañana fuimos a primera hora hacia Santa Bárbara. Vayas a la hora que vayas en L.A. encontrarás tráfico. Son 20 millones de habitantes y hay 12 millones de coches, descomunal.

En Santa Bárbara dejamos el coche en un parking público, y dimos una vuelta por la zona.

Nada más entrar en el paseo marítimo la imagen del muelle impacta. El Santa Mónica Pier es un mundo de color, de arte, de vitalidad.

De lejos se divisaba el colorido de su noria, las atracciones, muchísima gente haciendo deporte a través del paseo marítimo... Y mucho sol. La verdad que era como estar en la serie esa de los polis que iban en bici por la costa.

Llegamos hasta el final del muelle observando cada detalle. Artistas de todo tipo, restaurantes de marisco y unas vistas privilegiadas de la playa de Santa Mónica, la mítica playa en la que Pamela Anderson nos hizo creer a más de uno que eso de ahogarse no era tan mala idea. Las casetas típicas de los socorristas, el bañador rojo, ese jeep amarillo...

Para ver mejor las vistas, y por vivir en primera persona la experiencia del parque de atracciones en el muelle, nos subimos a la noria. No es nada del otro mundo a nivel de vistas, pero te aporta por lo emblemático del lugar.

Teníamos hambre porque apenas habíamos desayunado, así que decidimos buscar un restaurante. De lejos divisé un cartel que rezaba: "cucina italiana", y el restaurante se llamaba Il Fornaio. He descubierto algo aquí en USA, si te ponen Italian Food (escrito en inglés), ese es un restaurante americano de comida rápida camuflado con la bandera de Italia. Si en cambio te lo pone en italiano, entra que te lo gozarás.

Comimos una ensalada Caprese con aceite de olivaaaaa!!! Rebeca unos canelones y yo una lasagna, todo casero y muy bueno.

Después de comer nos habíamos quedado sin dólares en efectivo para dar la obligada propina en los restaurantes y, aquí en Santa Mónica casualmente, casi todo funcionaba con cash. 

Tras realizar unas gestiones en el banco que duraron más de lo esperado, pudimos sacar dinero y de paso compramos otra cinta para la camara de video (y ya van cinco).

Después quisimos ser totalmente Californianos y sentirnos parte de este lugar, así que decidimos alquilar una bicicleta (en concreto un tandem), y dimos un paseo de casi tres horas por la playa de Santa Mónica, Venice Beach y Marina del Rey.

Ir por ese paseo marítimo en bicicleta solamente tiene una palabra para definirlo: épico!

Hay un carril bici enorme, y durante todo el camino vas sorteando a otros ciclistas, gente corriendo, con patines, con monopatín...

A la derecha la enorme, extensa y mítica playa, a la izquierda del camino unos jardines en los cuales cada loco andaba con su tema: unos tomando el sol, otros de picnic, uno con su radio (al estilo peliculero), otro haciendo yoga, etc...

Tras los jardines y a lo largo de todo el recorrido, un paseo para vianantes repleto de tiendas de ropa, mercadillos, artistas, puestos de fruta y, el boom en la zona, tiendas de marihuana. Gente de todas las razas y culturas se congregaban a lo largo y ancho del paseo. Se respiraba vida.

Todo el paseo está lleno de parques con columpios, palmeras y flores de todos los colores. Toda la vegetación de California es importada de Hawaii, ya que California es un desierto y aquí no crece nada (lo mismo ocurre en Arizona o Nuevo México).

Durante el trayecto a lo largo de la playa nos encontramos una zona de skate, repleto de gente practicándolo dentro y otros muchos observando desde fuera. Unos metros más adelante unas canchas de básquet al más puro estilo underground (Jose y Javi os hubiesen encantado). Justo al lado del básquet lo mismo pero con tennis. Y un poco más allá un gimnasio al aire libre, pero no un gimnasio de columpios no, un gimnasio de verdad. Incluso había una exhibición de culturismo.

Al final del paseo de Santa Mónica llegamos a Marina del Rey, un lugar idílico para vivir. Con mucho silencio, casas lujosas todas hechas de madera y al lado del mar.

A la vuelta pasamos por Venice Beach, o como ellos le llaman: el canal. Un barrio famosísimo por sus callejuelas colindantes y llenas de puentes. Protagonista en muchísimas películas. Y en sus calles hemos podido ver muchas persecuciones.

Antes de dejar la bici nos tomamos una especie de granizado de banana con zumo de naranja, buenísimo.

En los últimos metros tuve que darlo todo "a lo Contador" porque un niño de 10 años me quería ganar. Si es que ya no se respeta nada.

Antes de ir a dormir quisimos tener una vista nocturna de Los Ángeles desde el observatorio Griffith pero como casi todo aquí, cierra demasiado temprano. Hemos encontrado restaurantes que cierran a las nueve. Y cuándo cenamos?

Hoy San Diego...

Día 14 - Los Ángeles II

Este ha sido otro día para recordar siempre.

El día ha comenzado pronto. A las 8:20 nos recogían en el hotel la empresa "California fantasy tour", con la intención de realizar una visita guiada por la ciudad de Los Ángeles, por las casas de los famosos, y que incluía la entrada a los estudios Universal.

En la furgoneta íbamos nosotros dos y cinco italianos, uno de Milán y cuatro de Sicilia. La guía era una italiana de Roma. Si existe alguna definición de italiana, os aseguro que se correspondería totalmente con Mariana (nuestra guía).

Primero nos ha dado una vuelta por el Downtown: zona de negocios, edificio de prisión preventiva,  cámara penal y criminal (lugar de juicios tan famosos como OJ Simpson, Michael Jackson o Paris Hilton), el edificio donde se rodó Superman, el Walt Disney City Hall, el ayuntamiento... 

Y una vez pasado esto hemos llegado a "El pueblo". El pueblo es un barrio mexicano de L.A., un pueblo dentro de la ciudad. Data del 1750 aproximadamente, de cuando California pertenecía a México. Hoy en día sigue teniendo las costumbres mexicanas, y la casa más antigua de L.A. Hay muchas famílias rotas debido a la fuga de ilegales de hace un par de años, a raíz de la ley que se aprobó a través de la cual cualquier polícia podía solicitar la documentación a cualquier sujeto de apariencia latina, con el objetivo de detectar a los ilegales y echarlos del país. Tras una vuelta por el "mercado mexicano", hemos tomado un chocalate/café y hemos proseguido el tour.

Previamente habíamos visitado la estación de tren central de L.A., en la cual se rodó Pearl Harbour. Incluso una parte de la estación simula un juzgado, y está destinada al rodaje de películas exclusivamente.

Durante todo el tour (que ha sido casi íntegramente en italiano), ante cada lugar famoso por su currículum cinematográfico, la guía nos ponía la canción acorde a la película. Ha sido muy peculiar y divertido.

La siguiente parada ha sido ver el cartel de Hollywood, desde lejos y solamente hacerle un par de fotografías por respeto a los vecinos. Nos han explicado la historia del cartel, la cual es muy peculiar. Resumiendo deciros que el cartel lo creó una inmobiliaria que se llamaba Hollywood Land y que vendía la mayoría de casas de la zona alta de Malibú y Beberly Hills. El cartel era un simple reclamo publicitario. Con los años se convirtió en patrimonio de la ciudad, y el empresario cedió el cartel a L.A.

Seguidamente hemos visitado un barrio de casas lujosas de estilo victorianas. Son casas que se alquilan a las productoras para hacer películas, y durante ese tiempo los habitantes Se van a un hotel a gastos pagados (más el dinero que reciben). Gracias a esta alianza hemos visto la casa de "Embrujadas", la de Denzel Washington en "John Q" o la más emblemática "Thriller de Michael Jackson". Momento mítico.

También es famoso este barrio por "sufrir" constantes efectos paranormales. Todas las ventanas estaban repletas de buhos, cuervos, fantasmas y otros símbolos "oscuros". También en este barrio se rodaron las psico-killers de la saga Halloween.

Como curiosidad destacar el trabajo que Mariana desempeña en invierno (ante la escasez del turismo). Se va a casas de ricos, estos se van un mes fuera, y les cuida los perros. Se va con el novio y disfruta de la casa, le pagan 70 euros al día y todo para que los perros no tengan que cambiar de ambiente. Una muestra más de la locura americana y de la cultura de la mascota que hay en este país. Si alguno se anima... Es el trabajo de mis sueños.

Nuestra siguiente parada: Hollywood Boulevard. Con menos glamour del esperado, y lleno de "buscavidas" tratando de vivir del cine, paseamos una hora por su avenida. Las infinitas estrellas son su principal atracción, la última incorporada es la de Penélope Cruz. Para tener una estrella en el paseo de la fama debes cumplir varios requisitos: 5 años seguidos realizando trabajos exitosos, donar 25000 dólares a obras de caridad y recopilar 500000 firmas de apoyo. Mañana me pido una.

Otros puntos de interés en la avenida son el Teatro Kodak (donde se entregan los Oscar actualmente), el Wax Museum o el Teatro Chino (donde se lleva a cabo la premiere de la ceremonia).

Después hemos ido a West Hollywood, el segundo barrio con más tendencia gay de USA tras el Castro de San Francisco. Y hemos pasado por la calle más larga y con más ambiente de L.A., Sunset Boulevard (que llega hasta Malibú). Aquí hemos visto muchos lugares emblemáticos. Un bar de cómicos del cual surgieron Jim Carrey o Eddie Murphy, un bar donde tocaron los Rolling antes de ser famosos, el bar de Striptease de la peli de Demi Moore, el descampado en el que pillaron a Hugh Grant con la prostituta... Incluso el hotel donde hallaron muerto a River Phoenix. lugares de lo más curioso... Como el hotel de barrio donde Richard Gere subía por la escalera a recoger a Julia Roberts, con la limusina blanca (Ferrari se negó a que uno de sus lujosos coches se relacionase con la prostitución). Incluso el Hotel California que inspiró la mítica canción.

Unos metros más adelante Mariana nos pone una sintonía muy familiar: Sensación de Vivir 90210. Rápidamente nos confiesa que la casa de Brandon y Brenda jamás estuvo aquí. Y seguidamente, vamos a ver las casas de los famosos, en uno de los barrios más VIP, por detrás de Malibú y probablemente Bel-Air (que es un barrio privado).

Vemos casas de un lujo desorbitado: Jackie Chan, Madonna (absolutamente tapiada), Christina Aguilera, Brad Pitt y Angelina Jolie, Cher, los Beckham, Sinatra, Colombo, Cindy Crawford, el dueño de la casa Guess... Y en lo alto de la montaña (donde se considera que eres el rico entre los ricos), la casa de Steven Spielberg. Ostentosidad y lujo por todas partes.

El último punto de nuestro tour guiado por la ciudad ha sido Rodeo Drive, la calle más cara del mundo. La primera tienda que hemos visto ha sido la mítica de la que echaron a Julia Roberts en Pretty Woman. Con la sintonía de la película hemos recorrido la calle, y luego paseado sobre ella. Una avenida en honor a Versace, coches de mucho lujo, todas las tiendas de diseñadores presentes, e incluso el hotel donde se hospedaba Richard Gere en la mencionada película.

Nuestra siguiente parada del día han sido los estudios universal, la fábrica de los sueños donde todo es posible.

La primera atracción valía por si sola el precio de la entrada y la hora de cola que hemos hecho. Te desgranaban cada detalle de los estudios, te enseñaban los platos, los coches de las películas, historia, efectos en 1a persona, recreaciones por ordenador... Ha sido increible. Un tour de una hora que recomendaría cualquiera, le guste el cine o no.

De ahí hemos ido a Los Simpsons, una atracción de realidad virtual alucinante. Por un instante formábas parte de la serie, estabas dentro.

Jurassic Park era similar al tutuki splash, pero mucho más espectacular en su puesta en escena. Por lo mítico de la película y por los dinosaurios en si. Moja mucho más que el tutuki.

La Momia también ha tenido su punto, una montaña rusa en la oscuridad más egipcia y a velocidad de vértigo. Primero haciendo el recorrido hacia adelante, y luego hacia atrás.

Para rematar hemos entrado en la casa del terror, y creo que Rebeca se ha quedado con mi brazo.

Hemos regresado al hotel y hemos salido a cenar. Todo muy bueno y tap water, que no falte.

Mañana Santa Mónica y Venice Beach. Bona nit.

Día 13 - Los Ángeles

Ayer nos levantamos a las 4:30 am y tras coger las maletas (por enésima vez), salimos rumbo a Los Ángeles.

Tras el día nublado que tuvimos en el Gran Cañón, esperábamos que Los Ángeles (un lugar con sol 300 días al año), nos recibiese con mucho calor.

Encontrar la carretera poblada de cuervos fue algo muy curioso. Cada 500 metros 3 o 4 cuervos andando por la carretera. Si bien es cierto que era muy temprano, y el tráfico a esas horas era más que escaso, igualmente, desconocemos el motivo.

Tras 7 horas y 780 km llegamos a Los Ángeles. El calor era sofocante! A destacar que en esta ciudad se promueve el descenso de tráfico. En la autopista hay un carril para los llamados "poolcar", es decir, todos aquellos coches que viajen con más de una persona en su interior tienen un carril especial que facilita su circulación.

Nos vamos directamente al Outlet. Quizás por la frustración que llevábamos desde que fuimos al de Las Vegas, donde no vimos nada del otro mundo.

El Outlet tiene buenas ofertas, y lamentablemente nos tiramos en él más rato del esperado. La correspondecia de tallas entre Europa y América brilla por su ausencia.

Al dejar el Outlet e ir hacia el hotel encontramos caravanas interminables... Un Sábado?!

El hotel es bastante chulo, nos acomodamos y nos disponemos a hacer nuestra primera visita a Los Ángeles.

Al estar en medio del Financial District decidimos caminar un poco por la zona a ver que encontramos.

La primera sensación, al menos respecto al Financial District, es que es más abordable que San Francisco. Aunque en el mapa parecía muy alejado, en seguida hemos llegado a la zona del Staples Center. El entretenimiento ahí estaba asegurado. Bares, restaurantes, mucha gente, luces, el teatro Nokia, una exhibición de los X fighters...

Decidimos entrar a cenar a un restaurante muy chic, incluso se vende en la entrada el libro del chef. Música cool, un local bonito y gente guapa... Pintaba bien la cosa.

Tras esperar 20 minutos nos sientan en una mesa. La cena no ha sido barata, pero ha merecido la pena. Una pizza para Rebeca y pechuga a la milanesa para mí.

Al salir directos a la cama, que hoy nos espera un buen tour por Hollywood. Antes tuvimos que cambiar de habitación debido a un problema con el aire acondicionado.